Luego del estira y afloja que ha representado el nuevo acuerdo comercial de América del Norte, las horas están contadas para que los Gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá ratifiquen el ahora denominado T-MEC, a todas luces un hito en las administraciones federales de los tres países.

 

Los más de 3,000 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos representan el mejor pretexto para aprovechar la vecindad con la principal economía del mundo. ¿Y cómo? En camión.

 

Martín Rojas, representante de la International Road Union (IRU) en América, considera que si bien el T-MEC es perfectible, en las condiciones en que se acordó representa una oportunidad inigualable.

 

“La frontera norte sigue siendo el principal vínculo comercial de México, ya que del otro lado está la principal economía del mundo. Ahora con el T-MEC las condiciones están puestas para las empresas con la capacidad operativa y el personal capacitado que seguirá reclamando el intercambio de mercancías entre ambos países”.

 

Por supuesto, agrega, en México existen empresas de autotransporte con la capacidad organizacional, administrativa y operativa para seguir solventando la demanda del mercado en los tres países. Y en buena parte, las sinergias entre iniciativa privada, sociedad civil y Gobiernos serán clave para conseguir un objetivo común: mover más y mover mejor.

 

Desde la trinchera de la IRU –organismo al que pertenecen Canacar y Canapat– el trabajo en el presente implica impulsar a las pequeñas y medianas flotas para que estén a la altura de las exigencias de los generadores de carga.

 

En tanto, fortalecer los vínculos entre los diferentes modos de transporte, invertir en infraestructura y, lo más importante, combatir la inseguridad, son los temas que habrán de redondear una estrategia integral para que el autotransporte de carga en el país dé un salto cualitativo en el corto plazo.