En un entorno económico caracterizado por la cautela, la industria del autotransporte de carga en México mantiene un perfil de riesgo favorable que contrasta con la desaceleración generalizada de la economía. Se trata de un sector estratégico no sólo por su peso en el comercio interno y externo, sino también por su solidez estructural, desempeño histórico y prudente manejo financiero.

En 2024, esta industria alcanzó un valor estimado de producción de 102,000 millones de dólares, lo que la posiciona como una de las más relevantes del país. De hecho, representa el quinto lugar entre 143 sectores económicos evaluados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y transporta más del 56% de los bienes que se mueven en el territorio nacional. Su participación en el PIB fue de 3.8 por ciento, la más alta registrada hasta ahora, con una trayectoria ascendente desde 1993.

Aunque el crecimiento reciente ha sido modesto, el sector ha mostrado históricamente una fuerte capacidad de recuperación. Así ocurrió tras las crisis de 1995, 2009 y 2020, cuando los rebotes del autotransporte de carga fueron superiores a los del conjunto de la economía. Hoy, pese a una ligera contracción esperada para este año, su nivel de actividad sigue 13.9% por encima del primer trimestre de 2020, lo que revela una recuperación sólida desde la pandemia.

A nivel financiero, el sector también muestra fundamentos robustos. El crédito bancario a esta industria creció 28.8% real anual en 2024, su mejor desempeño desde 2015, y lo hizo con un nivel de morosidad contenido: apenas 1.3% de cartera vencida, en línea con el promedio nacional. Además, su bajo apalancamiento, 5.1% respecto a su propio PIB, refleja una estructura conservadora que minimiza los riesgos para las instituciones financieras y para el propio sector.

Este conjunto de indicadores se traduce en una calificación de riesgo baja (nivel 3 en el modelo Industry Risk Rating). En los últimos 17 años, el autotransporte de carga ha mantenido esta calificación en 50 de los 69 trimestres analizados, presentando niveles altos de riesgo sólo en momentos de crisis económica global. Es, por tanto, una industria que opera con una base resiliente y confiable.

No es casualidad que la rentabilidad y productividad del sector también se mantengan por encima del promedio nacional. En 2024 empleó a más de un millón de personas, con una productividad casi 50% mayor que la media. Si bien la inversión en equipo y producción de vehículos pesados ha mostrado cierta caída en los últimos meses, este comportamiento responde en parte a efectos estadísticos y al contexto general de desaceleración de la inversión.

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En este contexto, contar con análisis precisos y actualizados del perfil de riesgo en industrias clave, como la del autotransporte de carga, es esencial para que inversionistas, instituciones financieras y otros actores tomen decisiones informadas. Este análisis debe incluir aspectos como cumplimiento regulatorio, y riesgos reputacional, financiero y comercial, para ofrecer una visión integral del entorno. La calidad de la información disponible marca la diferencia entre decisiones acertadas y exposiciones innecesarias, sobre todo en sectores que, pese a su tamaño, mantienen bajo apalancamiento y un perfil financiero conservador.

En un entorno económico marcado por la cautela, el perfil de riesgo bajo que mantiene la industria del autotransporte de carga se convierte en un factor clave para la toma de decisiones estratégicas de inversionistas y entidades financieras. Este nivel de riesgo controlado, acompañado de una rentabilidad sólida y baja morosidad, la posiciona como un sector atractivo para incrementar la inversión privada y ampliar el acceso a financiamiento estructurado.

A pesar de su peso económico, la industria mantiene un grado de apalancamiento moderado que abre una oportunidad significativa para que las instituciones financieras eleven su exposición sin incurrir en riesgos elevados. Esta combinación de estabilidad y potencial crecimiento debería motivar una mayor atención por parte de quienes buscan oportunidades de negocio con fundamentos sólidos.

En definitiva, la industria del autotransporte de carga no sólo es un pilar fundamental para la economía mexicana, sino también un espacio con amplio margen para fortalecer su desarrollo mediante un aprovechamiento más eficiente del crédito y la inversión. Reconocer y fomentar este potencial es clave para avanzar hacia un sector más competitivo y resiliente a mediano plazo.

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Rodrigo Ramírez es Product Marketing Manager Latam en CIAL Dun & Bradstreet.

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