Los aranceles y nuevas leyes regulatorias, como el dominio del inglés, han presionado el movimiento de carga vía terrestre a través de las fronteras de América del Norte, aseguró Antonio Ortiz-Mena, presidente del Comité del T-MEC en el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE).
La declaración forma parte de una entrevista realizada por la Unión Internacional de Transporte por Carretera (IRU, por sus siglas en inglés) para conocer el panorama comercial regional.
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Para el también profesor de la Universidad de Georgetown, las empresas de transporte y logística se están adaptando activamente a la dinámica comercial cambiante, colaborando con los gobiernos nacionales durante el proceso de revisión del T-MEC para expresar sus preocupaciones y proponer soluciones prácticas.
Estrategias para las empresas
Ortiz-Mena consideró que el nuevo requisito del dominio del inglés que deben cumplir las empresas transportistas constituye una nueva barrera para el transporte transfronterizo, pero la opción es invertir en la capacitación.
“Las empresas están desarrollando planes de contingencia para responder a aumentos arancelarios repentinos o nuevas barreras no arancelarias; estos incluyen requisitos lingüísticos más estrictos para los conductores”, detalló.
El también presidente y director ejecutivo de AOM Advisors: Geopolitics, Trade and Investment, recomendó a las empresas de transporte invertir en sistemas de cumplimiento para adaptarse a estos cambios regulatorios.
También aconsejó establecer alianzas sólidas con clientes estadounidenses y socios de la cadena de suministro, así como invertir en tecnología.
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T-MEC, clave en el comercio regional
Sobre la relevancia del T-MEC para el comercio en América del Norte, Ortiz-Mena precisó que la principal prioridad para las empresas de transporte y logística es participar activamente en el próximo proceso de revisión del tratado.
“Esto incluye colaborar con legisladores, agencias reguladoras y grupos del sector para promover políticas que fomenten un transporte transfronterizo predecible y eficiente”, señaló.
Agregó que en los cinco años que lleva este acuerdo el volumen y la eficiencia del transporte de mercancías han aumentado, especialmente en sectores clave como la automoción, la electrónica y la agricultura.
Todos estos beneficios para los tres países que integran el T-MEC, dijo Ortiz-Mena a la IRU, estarían en vilo en la revisión del acuerdo, tomando en cuenta los aranceles y otras barreras comerciales, como el dominio del inglés.
“Los aranceles y la incertidumbre regulatoria representan verdaderos desafíos para el transporte transfronterizo. Sin embargo, la participación activa de la industria, la adaptación tecnológica y la cooperación regional ofrecen la mejor vía para un comercio resiliente y eficiente en América del Norte”, aseguró.
El COMCE considera que los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial, los sistemas aduaneros digitales y las inspecciones selectivas, podrían contribuir a que los cruces fronterizos sean más rápidos y seguros. Además, la continua integración económica fortalecerá la posición de América del Norte como un bloque comercial global competitivo.
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