La Virgen de Guadalupe se ha convertido en el estandarte de Transportes Buzmyr, cuyos tractocamiones de color amarillo y verde engalanan su paso por las carreteras con la imagen de la morenita del Tepeyac, que desde el copete de las unidades acompaña a los operadores en su camino. 

Los orígenes de esta empresa mexiquense se remontan al año 2000, cuando Rafael Bucio incursionó en el transporte como parte de los servicios ofrecidos por su maderería.

Poco a poco las oportunidades fueron en aumento, así que el originario de Michoacán optó por dejar sus raíces en el aserradero y enfocarse en el movimiento de mercancías a través de la empresa que adquirió el nombre de Transportes Bucio. 

Para 2011, en sociedad con su hermano Manuel, Rafael sentó las bases para la profesionalización de sus operaciones, dando origen a Transportes Buzmyr, que es una combinación de las primeras letras de sus apellidos: Bucio Zetina y de las iniciales de sus nombres. 

Para aquel entonces, la empresa arrancó con alrededor de 30 camiones, mientras que en la actualidad, bajo la gestión de la segunda generación de la familia Bucio, la compañía sigue incrementando su flota y diversificando sus servicios, de modo que a la fecha transporta cajas secas, portacontenedores y carga suelta en plataforma. 

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El hecho de que la imagen de la Virgen de Guadalupe aparezca en los camiones de la empresa, se debe a la cercanía que siempre ha tenido en la vida de Rafael Bucio, quien, si bien creció bajo el cobijo de su familia y con la posibilidad de cubrir sus necesidades básicas, siempre tuvo el deseo de salir adelante y superarse, por lo que decidió encomendarse a la guadalupana y pedirle su intercesión para cumplir sus metas.  

Si bien siempre ha sido un hombre muy trabajador que ha sabido transmitir la pasión por el autotransporte a sus hijos, Rafael está convencido de que su fe en la virgen ha sido clave para dar forma a sus sueños. 

A pesar del éxito alcanzado en este sector, el cofundador de Transportes Buzmyr siempre se ha mantenido humilde y atento a las necesidades de sus colaboradores. 

Como parte de esta sencillez que lo caracteriza, destaca la anécdota de uno de sus principales pasatiempos: barrer los remolques de la compañía, actividad que no dudó en transmitirle a sus hijos; por un lado, para mantener sus equipos en óptimas condiciones y, por el otro, representa una auténtica terapia ocupacional y la posibilidad de demostrarles que hasta la que pareciera la labor más simple puede hacer la diferencia. 

Hoy en día, los colaboradores de Buzmyr son conocidos como los guadalupanos, los de la virgencita e incluso, como la “furia guadalupana”, mote con el que sus operadores y personal administrativo se sienten especialmente identificados, pues habla de un equipo aguerrido, fuerte y trabajador, que, al cobijo de la llamada patrona de México, da muestra de su pasión por el servicio y de la calidad en sus entregas. 

Aun cuando varios operadores profesan la religión católica y sienten el cobijo de la Virgen de Guadalupe en sus trayectos, la empresa brinda la libertad de que cada uno viva su fe libremente.

Buzmyr ha trabajado para robustecer la seguridad a través de la capacitación, protocolos de actuación y el uso de la tecnología; sin embargo, muchos colaboradores están convencidos de que la intervención de la guadalupana ha sido fundamental para ayudarlos a salir bien librados de los peligros del camino.

En línea con esta idea, existe evidencia de incidentes en carretera en los que, a pesar de que la unidad puede quedar muy afectada, el copete con la imagen de la guadalupana no sufre ningún daño.

Ya sea por devoción o por el simple hecho de poner en alto la imagen que identifica a la empresa, los colaboradores de Buzmyr sacan a relucir su talento, experiencia y pasión por el transporte para demostrar que la fe sustentada en el trabajo diario es la clave para conquistar el éxito.