En esta ocasión, hablaremos del abuso o exceso de confianza, y sobre la prevención de ciertas situaciones indebidas o fuera de lugar de los conductores, así como de recomendaciones para evitar y resolver estas acciones que involucran a la seguridad de la empresa, sus colaboradores y la carga que trasladan.

Es muy común que el operador se sienta tentado a hacer cosas “fuera de rutina” cuando sabe que no está siendo supervisado de manera integral. Por ejemplo: detenerse en zonas de alto riesgo para recoger gente, comer o descansar en paraderos irregulares o no autorizados, los cuales abundan a lo largo y ancho de las autopistas de México. Con frecuencia lo hace porque tiene la impresión de que así saldrá más barato y práctico, sin considerar que puede ser asaltado.

La gran mayoría de estos sitios no cuentan con las condiciones de seguridad mínimas para garantizar que la unidad y su operador se mantengan a buen resguardo, pues ni siquiera tienen bardas perimetrales. Y ya ni hablar de cámaras de videovigilancia, ni de elementos de seguridad privada, ya que es muy poco común que estos micro negocios, que son improvisados y no están bien estructurados, deseen invertir en estas “minucias”.

Toda esta falta de previsión sucede, sobre todo, cuando no se cuenta con un sistema inteligente e integral de seguimiento, supervisión y rastreo de los vehículos, y por ello los conductores relajan sus niveles de alerta y modifican sus turnos de comida y descanso, de acuerdo a criterios personales en las rutas que tienen asignadas.

Es importante mantener una capacitación constante y funcional del operador, a fin de disminuir el riesgo de incurrir en estas fallas, al igual que mejorar los procesos de reclutamiento para no seleccionar a personas con “cierto grado de preferencia” por paraderos irregulares u otros actos incorrectos. Como referencia y como ejemplo de esta recomendación, Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (GMSI) tiene procedimientos tan estrictos y completos para garantizar la confianza en nuestro personal de seguridad privada, que solo uno de cada 20 candidatos es aceptado.

Otra sugerencia es dignificar el trabajo del operador, ofrecerle buenas prestaciones y un salario competitivo de acuerdo al mercado. De otro modo, como sucede con las policías estatales y municipales que, al no tener un salario competitivo, un plan de carrera, ni capacitaciones constantes, prefieren hacer cualquier cosa antes que atender las prioridades en la ejecución de sus responsabilidades.

Con la mira puesta en la segunda mitad del año y las complicaciones que podría traer consigo, resulta imperativo que las compañías sean asesoradas por empresas de seguridad privada certificadas y con personal altamente capacitado, que les permitan contrarrestar tanto la incidencia delictiva que asecha a la industria transportista, como coordinar acciones y mecanismos que reduzcan el nivel de exceso de confianza del operador.

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