Para garantizar la seguridad y cumplir lineamientos más estrictos de la autoridad, el autotransporte debe replantear su estrategia y reforzar sus controles de operación.

María de los Ángeles Fromow, especialista en temas legales, advierte que una herramienta autorregulatoria es imprescindible para evitar riesgos por desconocimiento de la magnitud de los problemas que acarrea los incumplimientos normativos.

“Sin este programa, están mucho más vulnerables a que las autoridades puedan fincar una responsabilidad a la dirección, a la propia administración o incluso a los colaboradores sin estar conscientes de ello”, detalla la investigadora.

Y agrega que no es costoso. “Es mucho más costoso las posibilidades de riesgo económico y penales, que tener un proceso de esta naturaleza. Aunque varía, de acuerdo con la complejidad de la organización, pero no es oneroso para la propia empresa”.

De acuerdo con Fromow, se debe iniciar con un diagnóstico de operación de la propia empresa que puede llevar de una a tres semanas. En éste, con entrevistas, observación, documentación y con un análisis técnico-práctico de cómo opera la organización, se identifican las áreas de riesgo de incumplimiento y con ello diseñar una estrategia específica, desde la operación, la seguridad, el mantenimiento, los recursos humanos y administración.

En cada uno de estos es necesario realizar estudios de la normatividad que les es aplicable, a fin de entender qué hace la empresa, cómo lo realiza, qué leyes debe cumplir y qué posibilidades tiene de que sus trabajadores o directivos incumplan y con ello causen una responsabilidad para la propia organización.

La oficina deberá llevar reportes mes a mes de estos controles y un registro de las actividades y los focos amarillos, corrigiendo las áreas de oportunidad y reportando a la dirección general o al Consejo de Administración.

Esta estrategia, por ejemplo, puede centrarse en realizar y registrar exámenes médicos a los operadores antes de conducir un vehículo, horas de operación, capacitaciones y supervisión de condiciones físico-mecánicas de los vehículos. Además, certificaciones de confianza, gráficas sobre hábitos de manejo, índice de accidentes, horas de conducción, robos y hasta faltas.

Por su lado, Alejandro Villalobos, socio líder del sector transporte de la consultora KPMG, advierte que además de contar con una manera de controlar y medir, se debe, inclusive, autosancionar los incumplimientos dentro de la organización.

“Si el operador no puede conducir más de cinco horas continuas, la empresa debe establecer los controles para asegurar que el conductor no exceda los tiempos máximos de manejo y supervisar el cumplimiento normativo. Si establece políticas, pero no sanciona, no va a pasar gran cosa. Lo ideal es establecer controles con sus respectivas sanciones ante las infracciones”, ejemplifica.

En este mismo sentido, María de los Ángeles Fromow señala que los colaboradores deben conocer las consecuencias que pueden surgir si traspasan un marco legal establecido, que no es simplemente el hecho de que la empresa les diga que no lo hagan, sino que eso conlleva consecuencias para ellos y para la propia empresa.

Cumplimiento-oficina

Incluso, ante un caso como un accidente vehicular, la empresa tendrá registros para defender y demostrar ante las autoridades que están cumpliendo, y por ende, se evite alguna penalidad.