Los Sistemas Integrados de Transporte (SIT) tienen como objetivo regular el transporte público en las ciudades, bajo el concepto de la intermodalidad, lo que implica que las ciudades puedan contar con infraestructuras y servicios de transporte que puedan conectarse entre sí.

Así lo considera Fernando Páez, director de Sistemas Integrados de Transporte en CTS EMBARQ México. “Se consideran todos los servicios: el transporte público –colectivo e individual–, el transporte privado y el transporte no motorizado para facilitar y dar fluidez a las personas”.

Sin embargo, el enfoque del SIT para la Ciudad de México se centra en el transporte público. Y para lograr su integración se deben tomar en cuenta cuatro factores fundamentales:

A. Infraestructuras que faciliten la integración. “Por ejemplo, con equipamientos como intercambiadores modales –conocidos como Cetram en la Ciudad de México”.

B. Servicios públicos conectados y coordinados en términos de frecuencias y horarios mediante una planeación integral; vale la pena mencionar que este punto se refiere a todo tipo de servicios que sumen a la integración de la movilidad y no sólo al servicio de transporte público.

C. Autoridad única de transporte público. “Que se encargue de la planeación, gestión y control de los sistemas de transporte”.

D. Tecnología. “Permite la integración desde dos puntos de vista: la integración del medio de pago –que la tendencia es que sean tarjetas inteligentes sin contacto– y desde el uso de la tecnología para ofrecer a los usuarios información sobre los servicios, tiempos, paradas, horarios, frecuencias, etcétera”.

“Hablar de Sistemas Integrados de Transporte es hablar de infraestructura, tecnología, servicios –que implican planeación, gestión y control– y una autoridad única”.

Fernando Páez asegura que el tiempo para lograr la implementación completa del SIT depende, más allá del presupuesto, de dos factores de índole política: la voluntad y la decisión.

“Hoy en la Ciudad de México ya está expresada la voluntad política, principalmente en dos documentos: la Ley de Movilidad local y el Plan Integral de Movilidad que lo pone como una de sus prioridades.

“La decisión política es lo que hace falta y debe pasar por revisar la institucionalidad para que, además, se vincule a la zona metropolitana que implica otra cantidad de acuerdos políticos y con actores; también se debe vincular al gremio de transportistas facilitando e incentivando su entrada a este proceso”, concluye Páez Mendieta.