La inflación a nivel global, los cuellos de botella en las cadenas de proveeduría y la escasez de insumos han surtido efectos sobre empresas transportistas, las cuales enfrentan mayores precios y retrasos que afectan su operación. 

El mes pasado, la inflación general de México creció 6.24% anual, más de lo esperado, y los precios productor, con petróleo y servicios, lo hicieron a un ritmo de 8.59% respecto a octubre de 2020. 

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Mientras los precios al consumidor crecen a su mayor ritmo de cuatro años y el Índice Nacional de Precios Productor (INPP) se expande con fuerza, los precios del autotransporte de carga general se elevaron 3.56% en octubre, a su mayor ritmo de 10 meses. 

Transportistas consultados por TyT refieren que la baja en la demanda de sus servicios, provocada por la pandemia, y la existencia de contratos de largo plazo con los clientes les han llevado a absorber los incrementos en los precios del diesel, aceites lubricantes y peaje, por mencionar algunos insumos.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que la inflación del diesel creció 17.55% en octubre frente a igual mes de 2020, cuando el índice de precios del combustible se contrajo 11.43 por ciento. 

Si bien la pandemia llevó al precio promedio del diesel por debajo de los 19 pesos por litro, nivel de 2018, con la reactivación de la economía global ha llevado al combustible a precios máximos de 23 pesos en este 2021. 

La pandemia nos ha hecho ceder un poco ante el alza de precios, pero esperamos ajustarnos entrando el año (…) afortunadamente nuestra operación es en ambos sentidos (cargado – cargado) eso ayuda a sopesar el gasto, pues son pocos o nulos los kilómetros vacíos, lo que nos permite hacer frente al gasto de combustible que es casi el 40% del valor del flete”, refiere una de las fuentes. 

Para una empresa transportista que cuenta con estaciones de autoconsumo, un incremento en el precio del diesel de 70 centavos por litro significa un costo adicional 565 pesos por ruta de Nuevo León a Baja California, aspecto que dada su operación diaria, al mes representa un costo adicional de 113,500 pesos. 

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Otra de las voces consultadas refirió que ante el alza de la inflación en combustibles, lubricantes, peaje y unidades pesadas, y frente a la existencia de contratos de largo plazo con sus clientes y proveedores, han recurrido a la reestructuración financiera. 

De hecho, el mes pasado, los aceites lubricantes mantuvieron sus incrementos, con un alza de 4.94% anual, la más significativa en un año, tras crecer 5.18% en octubre de 2020. 

Para el caso de los accesorios, partes y piezas para carrocerías y remolques, la inflación se aceleró 8.45% en octubre pasado, su mayor alza desde 2009, de acuerdo con datos del Inegi.

Más allá de la inflación

El desabasto de insumos para las distintas industrias y los cuellos de botella en el comercio internacional son dos factores que derivaron en la elevada inflación actual, sin embargo, también impactan la operación de los transportistas. 

La escasez de semiconductores en la industria automotriz a nivel global ha generado tiempos de entrega de unidades nuevas de entre cuatro y seis meses, así como una menor oferta de refacciones por parte de los proveedores, aspectos que generan mayores costos de mantenimiento. 

Este año estamos trabajando con unidades que ya deberían estar fuera de nuestra operación, son modelos 2017 con más de 1 millón de kilómetros recorridos, y al tenerlas circulando generan mayor inversión en mantenimiento y mayores tiempos de entrega. Esto nos está afectando”, refiere otra de la fuentes.

Transportistas del Bajío refieren que la escasez de semiconductores y otros insumos en las industrias, en especial la automotriz, ha afectado la demanda de sus servicios, y en otros casos retrasan sus operaciones, pues los tiempos de espera con cajas cargadas eran de entre cinco y seis días, y ahora tardan hasta cuatro semanas.  

Tenemos cuellos de botella de equipos cargados con un solo cliente, factor que aminora la capacidad de poder cumplir con otros servicios. Es un efecto dominó que nos tiene atorados”, expresan.

Durante 2021 empresas transportistas han enfrentado los efectos de la inflación y las disrupciones en las cadenas de suministro con una reorganización que incluye a la plantilla, la optimización de rutas y con el replanteamiento de aquellas cargas que tienen mayor margen de ganancia frente a las que no. 

Los incrementos los absorbe la empresa, pues existen contratos de por medio con los clientes que tienen una vigencia y una tarifa especifica, pero a la vuelta de año nos tendremos que sentar con cada cliente a debatir el ajuste”, concluye uno de los participantes en el servicio de autotransporte de carga.