En el transporte la liquidez es más que necesaria, pues la operación del día no puede detenerse a la espera de que se cobren las facturas, y por ello las pequeñas y medianas empresas (pymes) del sector están constantemente en la búsqueda de un equilibrio entre recursos propios y deuda para asegurar que una unidad no pare por falta de dinero.

Por ello la adquisición de deuda en créditos, préstamos o factoraje, se ha vuelto una constante en las pymes transportistas; generalmente de la mano de la banca comercial y otras opciones del sistema mexicano de financiamiento. Y es en aquí donde las llamadas fintechs -empresas financieras que proveen sus servicios a través de las nuevas tecnologías- han encontrado una puerta de entrada al autotransporte.

A noviembre del año pasado, de las 120 solicitudes que recibieron las autoridades para constituir una fintech, 42 eran de Instituciones de Fondeo Colectivo (IFC), o crowdfounding como se le denomina en inglés, de acuerdo con el informe anual del Banco de México sobre el ejercicio de las atribuciones conferidas por la Ley para la Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros, correspondiente a julio 2020-junio 2021.

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Y si bien, a finales de 2021, sólo 10 IFC fueron autorizadas, algunas cuentan con el aval pero deberán cumplir ciertos requisitos antes de tener la licencia definitiva. Lo que visto como parte del proceso de consolidación de las fintech, y de este modelo de financiamiento, en el país.

En este sentido, tras recibir en marzo de 2021 la autorización de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para operar como Institución de Financiamiento Colectivo, Fundary surge como una empresa de préstamos colaborativos, y en palabras de su director de Innovación, Jaime Sánchez, es una opción que puede resultar atractiva para las pymes transportistas, y en general, ya que su modelo y opciones abren el abanico de oportunidades respecto a la oferta de la banca comercial

«Nos dimos cuenta que había una gran oportunidad en las pymes porque 7 de cada 10 empresas están destinadas a morir a los cinco años, según estadísticas de fuentes oficiales; y nosotros creemos que ahí hay una gran oportunidad porque la mayoría terminan por dos causas principales: falta de acceso capital y falta de información acerca de cómo va su empresa», apunta.

Y a la par detectaron que el apetito por invertir se encontraba en un auge, pues la pandemia trajo consigo un auge para las plataformas digitales de inversión, que vieron crecer a doble dígito la apertura de cuentas de inversión, evidenciando que al tener una mayor liquidez, derivada del confinamiento y los modelos de trabajo a distancias, las personas e inversionistas buscaban dónde colocar su dinero para conseguir el mejor rendimiento posible.

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Así es como Fundary se identifica como este intermediario entre los recursos y las pymes, ya que por un lado busca esas empresas que estén solicitando créditos y los junta con estos inversionistas, a los cuales ofrece un rendimiento promedio de 17.8% anual; mientras que a los negocios, como los transportistas, les plantea nuevas opciones de obtener liquidez con características más adaptables a sus realidades.

«Un ejemplo relacionado con el transporte. Hay algunas empresas que les pagan a 120 días y tienen la oportunidad de estar haciendo un negocio que les va a traer un millón de pesos en esos 120 días, pero ellos necesitan el recursos para pagar insumos, combustible… y la mayoría dejan pasar esa oportunidad porque no tiene los recursos en este momento, o lo peor, se financian utilizando tarjetas de crédito», señala.

Así que ofrece a las pymes dos tipos de créditos: los de largo plazo que pueden pagarse de manera catorcenal o mensual, en el que cada paso se va a distribuir entre todos los inversionistas que hayan puesto recursos en el crédito que otorgó Fundary; y la opción de Factoraje sin Recursos, un tipo de crédito que funciona de manera similar al factoraje tradicional, con la diferencia de que no se queda con los derechos de cobro de la factura, sino que la utiliza para para validar esa operación.

Pero para acceder a estos créditos, Fundary recurre a la tecnología para identificar y tener una fotografía en tiempo real de la salud financiera de esa empresa que busca financiamiento, y mediante análisis y algoritmos puede determinar lo que llama el IQ Fundary del solicitante, el cual le permite determinar si es sujeto a crédito y la cantidad que puede solicitar sin exceder su capacidad máxima de endeudamiento.

«Nosotros vemos no sólo cuánto pudieras pagar, sino cuánto dinero realmente tu empresa necesita sin tener de tronar, porque hay veces que muchas empresas empiezan a pedir dinero y no se dan cuenta que pedir el dinero de más los puede perjudicar», detalla Sánchez.

Esta información sobre la salud financiera de las empresas se coloca a disposición de los inversionistas registrados en la plataforma y son ellos los que deciden donde su dinero; y este sentido resalta que las finanzas sanas son el mayor atractivo para los inversionistas.

«El crédito no es malo, lo que es malo es cuando empiezas a abusar de los créditos».

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