La industria agroalimentaria se enfrenta a un grave riesgo para su desempeño económico debido al deterioro de la seguridad pública del país, particularmente en Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. De hecho, el robo al transporte de carga en el país se elevó 5% el año pasado, registrando 8,762 casos, de los cuales, más del 80% ocurrieron en carreteras, es decir, cuando los vehículos estaban en movimiento. El 40% de lo robado fue comida y bebida: limón, aguacate, abarrotes, porcinos, así como vinos y licores.

El Consejo Nacional de Seguridad Privada ha denunciado que las bandas criminales hurtan mercancía de manera cada vez más violenta, y obligan a los comerciantes a comprarla en centrales de abasto, principalmente. Los casos de robo son tan graves que, en las últimas semanas, transportistas de alimentos en varios estados del país han bloqueado diversas autopistas como parte de una protesta nacional para exigir mayor seguridad en el camino ante asaltos e, incluso, homicidios de operadores.

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En la carretera federal 45 a la altura de Celaya, Salamanca e Irapuato, por ejemplo, se ha registrado una serie de ataques armados, asaltos y asesinatos. Es alarmante el número de conductores de vehículos de autotransporte que han fallecido en estos hechos en los últimos meses. Desde agosto del año pasado a la fecha, se han contabilizado al menos 78 casos.

Ante esta grave problemática, debido en gran medida a la falta de operativos eficientes por parte de las autoridades, se vuelve esencial contar con elementos de seguridad privada como custodios profesionales para hacer frente al robo a transportista. 

Mediante protocolos especializados y trabajo en conjunto que implica monitoreo en tiempo real de la unidad a través de un C5, es posible prevenir y repeler agresiones que pueden terminar con la carga, con el vehículo mismo o, incluso, con la vida del operador.

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Por todo ello, se recomiendan acciones preventivas como revisar los antecedentes de los conductores y contratarlos con un mínimo de antigüedad, establecer un programa de mantenimiento preventivo de las unidades –esto incluye el equipo de refrigeración y control de temperatura adecuado al tipo de producto que se traslada–, implementar un sistema de trazabilidad, monitorear las paradas y descansos, fijar rutas y tiempos precisos, así como prestar atención al momento de la carga y descarga de la mercancía, principalmente en los accesos a las centrales de abasto, pues es cuando los atracos normalmente se cometen.

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