Scania concluyó este jueves el proceso de transformación de sus 10 plantas en el mundo para eliminar el uso de energía fósil en su producción, acción con que dejará de emitir 33,000 toneladas anuales de dióxido de carbono (CO2).

La planta de Scania en Tucumán, Argentina, dio el último paso hacia una producción “verde”, pues será abastecida con energía eólica. Así, la armadora sueca cumple con su objetivo de cero combustibles fósiles en sus operaciones industriales para 2020. 

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«Scania está en un camino ambicioso para reducir su huella de carbono y ha adoptado objetivos basados ​​en la ciencia como su guía para los próximos años», expuso Andreas Follér, director de sostenibilidad de Scania.  

La armadora cuenta con dos plantas en Países Bajos, una en Argentina, Brasil, Finlandia, Francia y Polonia, las cuales en su conjunto consumen 450,000 MWh de energía eléctrica al año. 

Scania estima que con la transición a la electricidad libre de fósiles dejará de emitir 33,000 toneladas anuales de dióxido de carbono (CO2).

Para 2025, Scania pretende reducir a la mitad su huella de carbono, tanto en sus operaciones industriales como comerciales en comparación con 2015.

«La descarbonización de nuestras operaciones industriales representa un hito a lo largo de nuestro viaje y es una clara manifestación de nuestro compromiso para alcanzar los objetivos basados ​​en la ciencia”, explicó Follér.

Scania prevé conseguir la misma reducción en las operaciones de transporte terrestre por tonelada transportada.

La armadora ya tiene camiones completamente eléctricos con baterías de 165 Kwh, y con una capacidad para recorrer 120 kilómetros. 

Scania ha participado activamente en el desarrollo de baterías y celdas de batería, en sus propias investigaciones. Se trata de acciones que tendrán avances significativos con el tiempo, que se traducirán en el cuidado del ambiente y ahorros para sus clientes.