En días recientes, la violencia se recrudeció en distintas carreteras de México. Grupos delincuenciales tomaron las vías de comunicación e incendiaron vehículos de diferentes clases. Además del terror en la población y los mensajes que querían enviar, las afectaciones para el autotransporte no son menores. 

Y es que históricamente estos hechos suelen terminar con vehículos de carga y de pasaje ardiendo en llamas. Además del lastre que representa el robo al sector, otra vez la violencia sale a relucir como una preocupación constante y latente. 

Ante este panorama, David Barba, director general de Easytrack, explicó que si bien hay variantes que no son del todo calculables a la hora de gestionar y administrar riesgos en la carretera, sí hay algunas recomendaciones que podrían marcar la diferencia cuando éstas se presenten. 

Como el fin de semana pasado, por ejemplo, cuando el autotransporte en Tijuana seguía circulando por las principales calles de la Ciudad mientras grupos armados incendiaron vehículos e interrumpieron la circulación. ¿Qué hacer en estos casos? Cómo se actúa, qué hay que evitar.

Para empezar, señaló el especialista, hay que determinar parámetros inteligentes de monitoreo, a fin de evitar “eventos basura”, esas alarmas que llegan a la central cuando un operador se detiene dos minutos o se desvía de carretera. 

“Esos parámetros no son los ideales, pues sirven de poco, ya que no necesariamente significan alerta, ya que hay muchas razones por las que un operador se puede detener sin previo aviso. Esto provoca que el monitorista reciba cualquier cantidad de alertas, aunque no refieren a nada”, explicó.

Eso sí, apuntó, en toda estrategia debe quedar el operador al centro, pues es él quien está en el lugar de los hechos y quien corre el mayor riesgo, razón por la que todas las decisiones deben ponderar su integridad y seguridad.

Mejorar, definir, identificar y actuar

Es por eso que la primera recomendación del experto es definir o mejorar los parámetros de monitoreo, a fin de que las personas responsables de este departamento obtengan información más valiosa, por precisa, y así evitar que sean bombardeadas por alertas de todo tipo. 

Por otro lado, identificar los tipos y naturalezas de esta información, a fin de establecer los protocolos de reacción, de acuerdo a su urgencia e importancia. 

Ahora sí, estos protocolos deben considerar las más variables posibles, de tal manera que si se trata de un vehículo accidentado, un intento de robo o un bloqueo carretero, esta información sea clara y precisa.

Para los casos de violencia suscitados en días recientes, David Barba señala que, en muchas ocasiones, cuando el operador ya está inmerso en una situación de riesgo NO es recomendable activar un botón de pánico, ya que el peligro podría ser mayor.

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“Hoy tenemos muchas tecnologías para atender más eventos. Para estos, por ejemplo, quizá pueda funcionar poner una alerta silenciosa para cuando la puerta del conductor sea abierta con el motor encendido. En estos casos, las personas de monitoreo sabrán que es un hecho esta naturaleza y será mucho más prudente para no aumentar la probabilidad de un infortunio”, agregó el entrevistado. 

Asimismo, una propuesta de Barba es asegurarse de que el operador permanece en el vehículo o no, a fin de establecer una medida como apagar el vehículo de forma remota. Para esto, naturalmente, también existen tecnologías y solo hace falta definir cómo implementarla. 

Al final de cuentas, agregó, el gran reto para hacerle frente a escenarios poco probables o, incluso, a los que no existen, hay que diseñar estrategias más holísticas, eficientes e inteligentes, ya que la tecnología disponible funciona para muchas cosas, pero funciona mejor en la medida en que se establecen directrices que sí abarquen las finalidades específicas de cada empresa. 

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