La Organización Internacional del Trabajo (OIT) mejoró sus expectativas para el mercado laboral en América Latina, al prever que habrá una disminución en el desempleo durante el año en curso y en 2023; sin embargo, éste todavía no volverá a sus niveles previos a la pandemia de COVID-19.

En su más reciente informe «Perspectivas sociales y del desempleo en el mundo 2022», la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) destacó que la región latinoamericana reanudó su crecimiento económico en 2021, pero que la reactivación de los mercados laborales fue limitada y se basó en gran medida en el trabajo informal.

Esto, indicó, dio como resultado un desempleo del 10%, el cual estima que disminuiría a 9.3% en 2022 y a 8.8% en 2023; es decir, 28.8 millones y 27.6 millones de desempleados en la región, respectivamente. Ambos niveles siguen estando por debajo de la tasa de 7.9% registrada en 2019, antes del inicio de la crisis sanitaria mundial, cuando la cifra de personas sin trabajo se ubicaba en 24.3 millones.

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El estudio explica que la región fue la más gravemente azotada por el coronavirus en 2020, con altos niveles de contagio y mortalidad, una caída del 7.5% del Producto Interno Bruto, y un descenso de la ocupación equivalente a 36 millones de empleos de tiempo completo.

El reporte también detalla que en esta ocasión el empleo informal no fue una opción, ya que la afectación de todos los sectores económicos en conjunto con las medidas de contención y las restricciones de movilidad implementadas para contener la pandemia, impidieron la reasignación de la mano de obra desocupada a este tipo de empleo, una fórmula tradicional de ajuste del mercado laboral.

Según la OIT, en esta ocasión, en vez de quedar desempleados o pasar a la informalidad como en crisis anteriores, los trabajadores despedidos o los que operaban de manera independiente abandonaron la fuerza laboral. Los trabajadores informales, por su parte, también sufrieron un golpe desproporcionado en el peor momento de la crisis de 2020.

«Entre las razones del gran impacto al empleo informal destacan su arraigo en sectores desmovilizados por las medidas de confinamiento y las bajas posibilidades de teletrabajo del rubro, así como la falta de protección laboral y las pequeñas empresas como fuentes de empleo ya que éstas tuvieron, en general, menos acceso a los apoyos de emergencia implementados por los gobiernos», destacó la agencia en un comunicado.

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El informe también menciona que el impacto económico del COVID derivó en el cierre y la desaparición de millones de pequeñs y medianas empresas (Pymes) en la región, por lo que pronostica que la recuperación del mercado laboral será más lenta que el repunte económico, y que se mostrará un deterioro en la calidad del empleo.

En el panorama mundial, la OIT prevé que la recuperación del mercado laboral será lenta e incierta dada la persistencia de la crisis del COVID-19 y calcula que el déficit de empleos en 2022 equivaldrá a 52 millones de puestos de trabajo de tiempo completo con respecto a 2019.

Hasta mayo de 2021, la proyección era de 26 millones, es decir, la mitad del número proyectado ahora.

No obstante esta cifra negativa, el escenario supone una mejora comparado con el de 2021, que sigue casi un 2% por debajo de las horas trabajadas antes de la pandemia. La OIT ubica en 207 millones la cantidad de personas sin trabajo en 2022, frente a 186 millones en 2019.

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