Asegurar la liquidez es un reto en común para las empresas que enfrentan la caída en la demanda de bienes y servicios, así como el cese de operaciones de unidades económicas —como parte de los efectos de las medidas de contención del Coronavirus—.   

El impacto de la pandemia en la salud de la población mexicana, así como en la economía del país, aún es incierto. Los estimados para el Producto Interno Bruto (PIB) para 2020 oscilan entre una contracción de 6 a 10 por ciento.

Leer: Esto puede salvar al hombre camión en medio de la tormenta económica

La crisis que tenemos hoy es de muy amplias repercusiones; parece ser una crisis muy profunda. En marzo se discutía si se estaría en recesión, ahora se habla de cuánto será la caída”. 

César Salazar López, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

Si bien el autotransporte de carga y pasaje es una actividad esencial que se mantiene en movimiento para garantizar el abasto a la población mexicana, también se enfrentará a una nueva realidad que le demanda transformarse para abrir nuevos frentes y no morir por COVID-19, refiere el especialista. 

Los efectos negativos de la pandemia en la economía de cada país tomarán su tiempo de recuperación. Para el PIB nacional, los analistas prevén que cambie su trayectoria hacia el último trimestre del año.

Durante meses, las empresas se enfrentarán a menores ingresos por caídas en el intercambio comercial de México, en el consumo de los hogares, la actividad industrial e inversiones. 

Este escenario impulsa a las compañías a actuar de forma inmediata para asegurar su liquidez a corto y mediano plazo; especialmente a las micro, pequeñas y medianas unidades de negocio. Para ello, considera el investigador de la UNAM, es necesario que éstas transiten hacia prácticas consolidadas en materia de finanzas. 

La correcta aplicación de estrategias financieras será un respirador para que la industria del autotransporte sobreviva a la pandemia y vaya en busca de las oportunidades que vienen junto con cada crisis. 

Asegurar deuda y costos fijos

Alik García, analista de Intercam Casa de Bolsa, sostuvo en entrevista que aún se desconoce el alcance que el COVID-19 tendrá en la economía; sin embargo, el retorno a la actividad normal de la población vendrá acompañado de una menor demanda. 

Por ello, sugirió solicitar un crédito para asegurar los recursos suficientes que hagan frente a la deuda inmediata, pues es más costoso no pagar, debido a que se generan intereses y ello pone en riesgo a los negocios al agotar los recursos. 

Si llegaras a tener un vencimiento importante de tu deuda, hace sentido asumir otro crédito para ese vencimiento o los intereses que están próximos, y así aplazar el perfil de vencimientos hacia años futuros”. 

Alik García, analista de Intercam Casa de Bolsa.

El crédito también debe incluir el capital que demandan aquellos costos fijos y de capital de trabajo que permitan a las empresas mantener operaciones, al menos este 2020, que es cuando la pandemia ejercerá sus mayores efectos negativos en la economía. 

Ello involucra el pago del mantenimiento, la renta de almacenamiento de flotas y, por supuesto, el sueldo de la plantilla.

Estas acciones de líneas de crédito deben tomarse con suficiente anticipación, pues ante el incremento de la demanda, los bancos pueden ser más restrictivos al momento de otorgar financiamiento. 

Aumentar las líneas de crédito debe significar siempre un apoyo para garantizar la operatividad del negocio, no un riesgo que pueda llevar a un sobreendeudamiento que ponga en peligro la subsistencia de la unidad económica. 

Si las líneas de crédito se secaron y la liquidez se extingue, los transportistas tienen un último recurso: disponer de activos. Una agresiva medida a la que se puede recurrir solo bajo un escenario de estrés, advirtió el analista de Intercam. 

Así, los empresarios tienen un inventario detallado que les permite identificar con qué activos cuentan y ver cuáles pueden poner a la venta para obtener liquidez. 

Lupa sobre el Capex y la eficiencia

Desde ya, lo más prudente para las empresas es que mantengan al límite, o lo más controlado, su Capex o inversiones en bienes de capital para destinar dinero solo a lo indispensable.

El Capex de mantenimiento o aquel dirigido a tener las terminales de almacenamiento adecuadas, es el que no se dejará de hacer. En contraste, aplazar toda inversión no prioritaria es una práctica bastante sana, refiere Alik García. 

Adicionalmente, las empresas deben hacer una nueva revisión de sus estrategias para ser más eficientes, y éstas deben ir acompañadas de una reducción en sus costos y gastos. En este punto, el economista de Intercam sugiere ser muy cuidadosos.  

Ante la crisis, hay compañías que optan por prescindir de sus colaboradores: “Si deciden terminar con su capital humano, pierden experiencia y conocimiento, realmente están matando a la empresa”. 

Asimismo, sugiere ser selectivos, saber qué recursos se deben mantener, cuáles pudieran restringirse para hacer frente a la demanda y qué tanto, en términos de eficiencia, se pueden mejorar las operaciones.

Los transportistas pueden buscar opciones para incrementar su capacidad de cargar, y diversificar su cartera de servicios con otras actividades que estén generando una mayor demanda.

De hecho, se estima que los comercios generen una nueva necesidad de entrega a domicilio, una ventana para la última milla. 

Los transportistas pueden empezar por hacer uso de la tecnología para conectarse de una forma diferente con los clientes y estar disponibles de una manera más rápida para ellos, a través de apps especializadas.  

Esta transformación incluye el uso de marketplace para optimizar la carga, volcarse en estrategias que lleven a mejorar la subida y bajada de carga, identificar camiones vacíos que pueden retornar con nueva mercancía, así como aquéllos que pueden registrar nuevas rutas. 

La pregunta es, ¿qué tipo de servicio que aún no ofrezco me llevará a generar nuevos ingresos? 

Agentes de cambio, desde el ruedo 

Ante la crisis que ya deja sentir su rigor sobre las empresas, el Gobierno federal ha tenido una respuesta tardía y limitada. Hasta el pasado 6 de abril, el plan emergente de la administración federal involucraba 122,200 millones de pesos o 0.5% del PIB, más 65,000 millones de pesos en apoyos para Petróleos Mexicanos (Pemex).

Al respecto, Salazar López expone: “Tenemos un Gobierno que no acepta el poder que tiene la política fiscal para revertir situaciones como la que se vive ahora, y no se anuncian paquetes de estímulos importantes a los que podría unirse la industria del autotransporte”.

Frente a la resistencia del Presidente Andrés Manuel López Obrador para transitar hacia periodos de gracia para pagar impuestos y cuotas patronales, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) optó por impulsar un acuerdo nacional en el que participen sindicatos y organizaciones sociales. 

La estrategia arrancó la segunda semana de abril, con cinco propuestas iniciales a implementarse entre empresas: apoyos económicos entre privados, para apoyar a proveedores; adoptar a una MiPyme, para impulsarla con recursos extraordinarios; realizar compras adelantadas o ventas a futuro, promover un programa de factoraje ágil y sencillo, así como no realizar penalizaciones contractuales. 


En cuanto al factoraje, la iniciativa privada ha solicitado acceder a esta herramienta a través de la banca de segundo piso; sin embargo, ante la necesidad de liquidez, la propuesta es que se impulse entre las empresas. O en su caso, que las compañías dedicadas al factoraje se vuelquen hacia costos más accesibles.    

Adicional, el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) y el BID Invest ofrecen 12,000 millones de dólares de créditos a través de factoraje a 30,000 MiPyMEs que forman parte de la cadena de valor de las 59 integrantes de la organización empresarial. 

Buscar liquidez en la banca de desarrollo

César Salazar López, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, expuso que, entre las estrategias financieras de las empresas, está observar qué tipo de créditos ofrece la Banca de Desarrollo. 

Entre los precriterios de política económica, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) difundió 15 programas de la Banca de Desarrollo para reactivar la economía, con un monto inicial de 61,100 millones de pesos.

Leer: La banca de desarrollo está ausente: Concamin

Las herramientas difundidas de forma general consistían en la reestructuración, recalendarización o extensión de plazos de créditos, tanto en moneda nacional como extranjera; otorgamiento de garantías, con periodo de gracia para pagos al capital de seis meses.

La banca de segundo piso también prevé programas para la ampliación de líneas de financiamiento, que permitan a las compañías cubrir los desfases en flujos de ingresos; así como programas concurrentes con los Gobiernos estatales, para apoyar a las micro y pequeñas empresas.

Adicional a los préstamos gubernamentales, la banca comercial tiene 432,000 millones de pesos colocados en MiPymes, de los cuales, la mitad tiene garantías de Nacional Financiera (Nafin) y el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext). 

Luis Niño de Rivera, Presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), informó que el sector trabaja con los Gobiernos de los estados, NAFIN y empresarios locales para otorgar financiamiento a las MiPymes que forman parte de la cadena de valor de las compañías participantes. 

La iniciativa arrancó en Jalisco y Nuevo León, y tiene el objetivo de llegar a cada estado de la República Mexicana. Niño de Rivera invitó a los dueños de MiPymes a informarse sobre los apoyos que hay en las entidades donde operan.

¿Qué hacer con una deuda en dls?

Contratar deuda en dólares, cuando el tipo de cambio se encuentra en niveles históricos es un suicidio; sin embargo, para las empresas que ya contaban con préstamos en el extranjero, la recomendación es esperar. 

En un contexto de aversión al riesgo y de crisis económica, la paridad peso- dólar tendrá nuevos niveles hasta llegar a un piso o soporte. Cuando haya menor volatilidad, la mejor opción es liquidar activos en la medida de lo posible y llevar- los a la moneda en la que tienen sus ingresos. 

De inicio, la mejor estrategia financiera es tener deuda en pesos, cuando los ingresos principales de la compañía son en moneda nacional.

La recomendación nuevamente es volcarse hacia la Banca de Desarrollo en busca de programas para contratar pasivos con mejores condiciones, dirigidos a liquidar deuda en dólares. 

En cuanto a las coberturas cambiarias, pueden ser una buena opción para asegurar un tipo de cambio adecuado en el momento de la liquidación de los pasivos, sobre todo cuando en el mercado se considera que la cotización de divisas se encuentra en un piso, es decir, en un nivel de precios en el que se produce un freno o descanso en una evolución bajista. 

Lo anterior, como estrategia para adelantarse a cualquier eventualidad. En contraste, durante un ambiente de tan alta volatilidad, como el actual, cuando el día a día condiciona la paridad, probablemente el costo de oportunidad de la utilización de estas coberturas sea más alto, explica César Salazar, investigador de la UNAM.  

Ésta es una herramienta costosa que aplica para aquellas empresas que facturan en pesos, pero pagan a sus proveedores o tienen compromisos financieros en una moneda diferente, siendo el caso más recurrente la divisa estadounidense.