Si bien el corazón de un tractocamión es el motor y quizá todo el tren motriz pudiera ser comparado con la columna vertebral en esta metáfora, hay un sinfín de elementos periféricos cuya función también es crucial para su correcto funcionamiento, como el caso de las mangueras, que también podrían jugar las veces de venas y arterias. 

Su papel primordial, como es de suponerse, es transportar líquidos que permiten accionar otras funciones en el tractocamión, como el propio diésel, los lubricantes o el anticongelante, tres elementos esenciales en el “sistema circulatorio” de los vehículos pesados. 

Al igual que muchas otras mangueras, cuando se presenta una falla, obstrucción o filtracion, las consecuencias pueden ser catastróficas, además de provocar fallas o desomposturas realmente costosas, tanto para la operación como para el bolsillo de sus dueños. 

Las mangueras de un tractocamión, en este sentido, están hechas de diferentes materiales y tienen funciones muy específicas, de tal manera que es importante conocerlas para saber cómo darles el mejor mantenimiento. 

Por un lado, están las mangueras o coples de hule, cuyo material les permite mayor flexibilidad para adaptarse a todo tipo de condiciones climáticas, además de que también ofrece la facultad de expandirse o cambiar de forma. 

Las de recubrimiento metálico o malla metálica son mangueras de un tractocamión que requieren una mejor dispersión de calor y requieren cierto nivel de adaptabilidad de tamaño y forma. 

En tanto, los ductos metálicos no son mangueras, pero sí cumplen esta función, destacan por su resistencia y rigidez, pues los que pasa a través de éstos así lo requiere.

Ahora sí, para dar un correcto mantenimiento a las mangueras metálicas, es importante destacar que después de lavar el motor, hay que hacer una inspección visual para confirmar que no hay elementos ajenos, como alguna pieza metálica, un trapo, tapa o algo que se haya utilizado durante el proceso. 

Ahora sí, especialistas recomiendan rociar una capa de líquido multiusos que hace las veces de antioxidante, que también sirve como impermeabilizando para los agentes ajenos derivados por la corrosión. 

Para las de malla metálica, se recomienda mojar le metal con un poco de líquido abrillantador a fin de lubricar el hule y evitar que se reseque y, eventualmente, presente coarteaduras. En la medida de lo posible realizar este procedimiento una o dos veces por semana. 

También se recomendable rociar un poco de aflojatodo en el metal, para evitar que se presente oxidación en la malla.

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Por último, para las mangueras o coples resultará fundamental tenerlos siempre bien humectados, ya que son enteramente de hule. De preferencia con abrillantador hay que aplicarlo siempre que que se lave el motor y cuando el hule de la manguera esté visiblemtne reseco.