El 2020 inició con una perspectiva de crecimiento modesto para la economía mundial: 3.4% de incremento anual del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). La desaceleración de 2018 y 2019 no daba pronósticos de un año espectacular en cuanto a desarrollo, pero los riesgos eran mínimos.

En aquel entonces, apenas llegaban las primeras noticias de una neumonía atípica, en la hasta ese momento desconocida —para muchos— provincia china de Wuhan. El último día de 2019, el Gobierno de ese país notificó oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) los casos de esta enfermedad y, tan solo un mes después, con más de 9,600 contagios y más de 100 registros en 20 lugares fuera de China, dicha organización declaró la emergencia internacional de salud pública.

Tras su llegada a mercados clave como el estadounidense y el europeo, hacia febrero la tensión comenzaba a incrementarse; sin embargo, pese a las afectaciones en las cadenas de suministro a nivel global y a la velocidad con la que se propagaba la ya llamada COVID-19, el FMI mantenía sus proyecciones para este año. Fue hasta el mes de abril que el organismo estimó una caída del PIB mundial del 3 por ciento, considerándola como una brusca contracción comparada con las registradas en 2008 y 2009.

Su estimación contemplaba que la pandemia se disiparía en el segundo semestre de 2020, y que las medidas de contención serían aligeradas durante ese periodo. Ello llevaría a un incremento del 5.8% en la economía mundial en 2021.

No obstante, el segundo trimestre del año se vio marcado por cierres en diversos sectores productivos en el mundo. Si bien las medidas restrictivas variaron en cada país, la manufactura, el comercio y el sector servicios –especialmente turismo– se vieron particularmente mermados.

A mediados del año, el FMI volvió a actualizar sus proyecciones, calificando a la situación económica de 2020 una crisis como ninguna otra, y con una recuperación incierta. El organismo disminuyó 1.9 puntos porcentuales su pronóstico de abril, llegando a -4.9 por ciento.

Al cierre de año

De acuerdo con el más reciente informe del Fondo Monetario Internacional, este año registrará una recesión menos grave, aunque aún profunda. El ajuste está impulsado por los resultados del PIB del segundo trimestre en las economías avanzadas, que no fueron tan negativos como se había proyectado; el reinicio de las actividades en China, que fue más fuerte de lo esperado; y signos de una recuperación más rápida en el tercer trimestre.

El FMI destacó que los resultados serían mucho más débiles si no hubiera sido por medidas fiscales, monetarias y regulatorias en la mayoría de los países, las cuales fueron rápidas y sin precedentes, ya que protegieron el flujo de efectivo para las empresas.

Por ejemplo, en toda Europa, los Gobiernos implementaron importantes programas fiscales para apoyar el ingreso de los hogares y de las compañías, y sus iniciativas de retención de empleo preservaron por lo menos 54 millones de puestos de trabajo.

Sin embargo, las perspectivas para 2020 siguen siendo sombrías y la recuperación será prolongada y desigual. Se prevé que la economía europea se contraerá un 7% en este año.

A detalle, algunas economías clave podrían cerrar el 2020 con descensos importantes: España, Italia y Reino Unido con caídas del 12.8, 10.8 y 9.8 por ciento, respectivamente.

En el caso del continente americano, el FMI contempla distintos desempeños por región. En Norteamérica –conformada por Estados Unidos, Canadá, México y Puerto Rico– la disminución del PIB se estima en -4.9 por ciento, siendo México el territorio más desfavorecido, con una disminución del 9 por ciento. Por su parte, en Sudamérica llegaría a los -8.1% y -5.9% para Centroamérica.

Particularmente en los países latinoamericanos, el descenso de la actividad económica mundial agravó el impacto, debido a las fuertes restricciones de sus socios comerciales, que contribuyeron a la repentina caída de las exportaciones de mercancías.

El informe del FMI destaca a los territorios que componen el Caribe, que en su mayoría son dependientes del turismo y, en conjunto, su economía caería 9.9 por ciento. 

Respecto a las estimaciones en Asia Pacífico, la pérdida del PIB sería del 2.3 por ciento. En este renglón sobresale que China sería de los pocos países del mundo con un incremento de su economía en el año: un ascenso del 1.9 por ciento. Sus vecinos Japón y Corea del Sur esperan descensos del 5.3 y 1.9 por ciento, respectivamente.

El continente africano, el cual tiene la menor tasa de contagios de COVID-19, registraría un descenso del 2.6 por ciento, con incremento en 13 de los 54 países que lo conforman.

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Y después de la tormenta… 

Si bien la economía mundial se está recuperando, el FMI considera probable que el ascenso sea largo, desigual e incierto. Por ahora, prevé que en 2021 la economía global crezca un 5.2 por ciento.

Cabe mencionar que la proyección es 0.2 puntos porcentuales por debajo de lo registrado en 2010, año en el que el mundo se restableció de la crisis de 2008-2009.

Por región, en 2021 Asia Pacífico sería la de mejor desempeño, con un aumento del 6.7% del PIB; China se colocaría la nación más favorecida de la zona, con un desarrollo del 8.2 por ciento.

El viejo continente, por su parte, incrementaría su PIB 4.7 por ciento, según estimaciones del FMI. Sus economías clave más golpeadas por el coronavirus verían aumentos significativos: Francia (+6%), Italia (+5.2%) y España (+7.2%), por mencionar algunas.

En Norteamérica, se estima un crecimiento del 3.3% para el próximo año. Aun cuando Canadá será el país más favorecido (+5.2%), este organismo prevé que México incremente su PIB en 3.5 por ciento, por encima del 3.2% proyectado para Estados Unidos.

La región sudamericana y centroamericana tendrá un desempeño similar, un aumento del 3.6% cada una; mientras que el Caribe llegaría a 3.9 por ciento, esperando que el próximo año se reactive plenamente el turismo, su principal actividad comercial. Sin embargo, el FMI señala que en la mayoría de los países latinoamericanos, el PIB no retornará a los niveles prepandémicos hasta 2023.

Finalmente, el Fondo Monetario Internacional aclara que el pronóstico es reservado, pues los casos de COVID-19 están resurgiendo y se están restableciendo confinamientos en algunas regiones. Si esta situación empeora y las expectativas de vacunas se deterioran, el daño a la actividad económica sería grave; sin embargo, la disponibilidad más extendida y rápida de pruebas y tratamientos, así como los estímulos adicionales de política económica, mejorarían significativamente los resultados del próximo año.