La historia de Transportes Lárraga (Transpolar) se remonta a 1969, cuando los hermanos Javier, Héctor y Arturo compraron un camión tipo torton para independizarse y construir su propio sueño, en Altamira, Tamaulipas. 

Javier Lárraga tenía ya 16 años de experiencia al volante y fue así que tomaron la decisión de fundar una de las empresas más emblemáticas de la región.

Apenas dos años después, en 1971, con parte del dinero ganado en esta primera operación, pudieron invertir en cinco tractocamiones usados, para entrar de lleno en el mercado de hidrocarburos, transportando combustóleo a los ingenios de las ciudades El Mante y Valles.

Para 1974 y con la finalidad de seguir formalizando la operación del nuevo emprendimiento constituyeron formalmente Transportes Larraga SA de CV., mejor conocida como Transpolar.

También ese mismo año, la empresa compró su primer tractocamión nuevo, ya que la innovación y tecnología habrían de ser importantes directrices en esta historia. 

En 1975 inauguraron las primeras oficinas corporativas en el núcleo de la zona conurbada: Tampico, Madero y Altamira, para consolidarse como empresa pionera en todo el estado. 

Algo que no era común en 1980 y que se convirtió en un hito para Transpolar fue la creación de Auto Tanques Lárraga (ATLAR), una fábrica para abastecer de equipo aliado a la creciente flota de la empresa transportista. 

Cinco años después y en virtud de la visión de crecimiento a largo plazo, Transpolar invirtió en un taller de mantenimiento y patio de estacionamiento para la flota, también en Altamira. 

Su estrategia era integral, ya que desde siempre se preocuparon por ofrecer las mejores condiciones a sus colaboradores, razón por la que en 1988 abrieron el centro deportivo y social de la empresa para fomentar la integración y el cuidado a la salud de los empleados.

Otro momento icónico en esta historia sucedió en 1990, cuando decidieron diversificar su operación y compraron 10 plataformas y 2 tolvas de acero inoxidable, para ingresar ahora a la industria petroquímica.

Fue tal su representatividad en la región, que en la misma década, Javier Lárraga fue delegado de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) en Tampico durante dos años. 

Antes de terminar el siglo XX, Transpolar inauguró el Centro Logístico Integral de la empresa en la carretera Tampico-Mante, en la ciudad de Altamira, donde actualmente se encuentran las oficinas corporativas, estación de autoservicio de diésel, dormitorios para los operadores y un taller de mantenimiento.

Con la llegada del nuevo milenio, Transpolar siguió escribiendo hitos en esta historia, pues en 2001 se volvió la primera empresa transportista a nivel nacional en certificarse con la norma de calidad ISO 9002:1994 en la totalidad de sus procesos.

Un par de años después, el crecimiento en las exportaciones los obligó a inaugurar en una sucursal ubicada en la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, integrada por una flota de 6 tractocamiones transfer, bodega crossdock, patio de estacionamiento y oficinas administrativas.

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En 2004 siguieron rompiendo paradigmas, ahora con la apertura de una sucursal en el puerto de Veracruz, gracias al movimiento intermodal con la empresa Línea Marítima Mexicana. Dos años después abrieron una oficina en Brownsville, Texas.

En cuanto a las certificaciones, en 2007 obtuvieron la certificación de calidad ISO 9001:2000 y en 2008, la certificación estadounidense antiterrorista C-TPAT, con la finalidad de proteger las fronteras con Estados Unidos ante la introducción de elementos peligrosos o no deseables, así como el beneficio FAST para ahorrar tiempo en los cruces.

Y no fue sino hasta 2021, en plena pandemia, cuando la empresa registró la marca Transpolar ante el Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual (IMPI).

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