El incremento en los índices delictivos perturba a los sectores productivos del país y todas las industrias están afectadas de alguna manera; y más ahora, con la expansión sanitaria de la pandemia del COVID-19, es cuando en mayor medida las inversiones se detienen y todo parece colapsarse. Los parques industriales no son la excepción.

Estas instalaciones se han convertido en el lugar favorito de la delincuencia organizada para cometer ilícitos, aunado a que por estar ubicados en zonas remotas, divididos en diversos sectores y poseer grandes extensiones de terreno, dificultan que se pueda hacer una vigilancia adecuada por algunas empresas de seguridad privada que no saben hacer el mejor uso de la tecnología o no están tan especializadas en este ramo.

En los últimos años, los robos a estos complejos se han intensificado. Por ejemplo, el Parque Industrial Fundidores en San Luis Potosí, compuesto por unas 60 empresas, se quejó recientemente de que se registran de cuatro a cinco delitos por semana, siendo el cobre, el bronce, el acero, la chatarra e incluso los cables de los transformadores, lo que comúnmente se llevan los delincuentes, quienes dejan grandes pérdidas económicas a las compañías.

Además de lo que sucede dentro de estos recintos, continúa siendo grave el robo que sufren los transportistas interceptados metros antes de llegar al parque industrial.

Es por eso que los empresarios deben anticiparse con socios estratégicos de seguridad privada que cuenten con la experiencia necesaria para verdaderamente disminuir estos hechos delictivos. Es fundamental buscar empresas con visión que utilicen drones y tecnología de punta que, en conjunto con el capital humano más capacitado, mejore la seguridad a nivel estratégico y operativo, contribuyendo a evaluar riesgos, inspeccionar exteriores e interiores, asegurar activos remotos, así como revisar cada punto con una vista aérea que monitorea –vía remota pero precisa y puntual– cada rincón de sus instalaciones.

Está comprobado que con la implementación de estas herramientas tecnológicas, gestionadas por personal altamente capacitado, se disminuyen los robos en los parques industriales sustancialmente, porque se puede reaccionar de manera más oportuna ante cualquier eventualidad con protocolos bien establecidos.

Estos dispositivos mejoran significativamente la vigilancia perimetral al automatizarla, es decir, algo similar a los sistemas de videovigilancia, pero con mucha menor inversión y más eficacia, puesto que los drones profesionales equipados con cámara de alta resolución pueden llevar a cabo un control de grandes extensiones de terreno y sin puntos ciegos.

Esta vigilancia dirigida, donde los drones pueden ser los ojos remotos del personal, potencializa y maximiza cualquier tipo de verificación a distancia, anticipándose a las malas jugadas de la delincuencia organizada en contra de parques industriales y de transportistas que ahí cargan y descargan mercancías muy valiosas.

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