Si bien los transportistas en Europa están plenamente conscientes de su responsabilidad y compromiso para descarbonizar al sector, las tecnologías para vehículos pesados de combustible alternativo y cero emisiones, así como su infraestructura relacionada aún están en pañales, señaló Raluca Marian, Delegada General de la Delegación Permanente de la International Road Transport Union (IRU) ante la Unión Europea .

La experta agregó: “Entonces, ¿cómo podemos allanar el camino para una transición ecológica y eficiente en este sector, que es tan vital para la armonía social y la prosperidad económica en Europa? Dos conceptos son cruciales: la sincronización y los incentivos.

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Respecto al primer aspecto, dijo que la transición ecológica de la próxima década requerirá un enorme esfuerzo por parte de alrededor de un millón de empresas de transporte en la Unión Europea, con más de 35 millones de vehículos, de los cuales aproximadamente siete millones son vehículos pesados.

Si bien el sector está comprometido con la descarbonización, se deben cumplir tres condiciones básicas para permitir el cambio:

  • Los vehículos de combustible alternativo (tanto vehículos comerciales ligeros como pesados) deben estar disponibles en cantidades suficientes
  • La infraestructura para combustibles alternativos debe estar operativa a gran escala
  • Los combustibles alternativos (incluido el hidrógeno y la energía eléctrica de la red) deben estar disponibles de manera constante y confiable

Si las dos primeras condiciones no se cumplen al mismo tiempo en toda la región, los transportistas no podrán adaptarse. Si no se cumple la tercera condición, podrían producirse perturbaciones significativas en los mercados del transporte incluso después de que millones de vehículos de combustible alternativo ya estén en las carreteras.

Raluca Marian consideró que el sector autotransporte que atiende a una amplia gama de usuarios, necesita adoptar una variedad de soluciones, desde vehículos propulsados por hidrógeno y baterías eléctricas hasta aquellos que funcionan con energías renovables y biocombustibles.

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Por lo tanto, IRU reconoció la propuesta de la Comisión Europea sobre un Reglamento para el despliegue de infraestructura de combustibles alternativos (AFIR, por sus siglas en inglés). Esta es una condición previa para el éxito de otras medidas en el paquete Fit for 55, un paquete destinado a allanar el camino hacia una reducción de las emisiones de CO₂ en un 55 % para 2030, acelerando el plan de la UE para descarbonizarse por completo para 2050.

“Sin embargo, también se necesita un fuerte compromiso de los Estados miembros, a través del Consejo, para desplegar infraestructura sobre el terreno. Sin esto, los transportistas no podrán operar servicios transfronterizos efectivos en la UE”, explicó.

Hasta que se cumplan estos tres requisitos previos para un cambio exitoso, una transición adecuada y flexibilidad en la elección de combustibles serán esenciales para el sector dado su amplio alcance operativo.

Respecto a la parte de los incentivos, Raluca Marian dijo que transición será enormemente costosa, pues un sector dominado por pequeñas y medianas empresas, no puede permitirse el lujo de adaptarse sin el apoyo adecuado.

Además de la ayuda financiera para comprar vehículos, incentivar a los transportistas con impuestos inteligentes y cargos establecidos a nivel de la Unión Europea sería una forma útil de avanzar.

La tecnología de cero emisiones se está desarrollando a un ritmo mucho más lento para los vehículos pesados en comparación con los vehículos ligeros como los automóviles. Incluso según las previsiones más optimistas de los fabricantes, la producción de camiones y autobuses de cero emisiones no aumentará lo suficientemente rápido como para reemplazar los siete millones de vehículos pesados de la región.

La representante de la IRU comentó que, dado el progreso actual, es probable que el mismo problema retrase la sustitución de las decenas de millones de vehículos comerciales ligeros en las carreteras de Europa.

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“Es necesario incentivar a los transportistas, incluso a través de impuestos y cargos inteligentes que se introduzcan gradualmente, alineados con la disponibilidad de vehículos, infraestructura y combustible a medida que se desarrollen con el tiempo. Con las políticas adecuadas, los operadores de transporte por carretera estarán en el centro de la transformación del transporte verde de la Unión Europea.