Como es bien sabido, el Presidente Donald Trump anunció recientemente un incremento generalizado en los aranceles aplicables a productos importados de todos los países. Esta medida, orientada a fortalecer la manufactura estadounidense, ha provocado efectos inmediatos en el comercio exterior.
De todos los países afectados, únicamente México y Canadá, al compartir frontera terrestre con Estados Unidos, realizan su intercambio de mercancías mayoritariamente por vía terrestre; el resto de los países depende del transporte marítimo o aéreo para sus exportaciones.
De acuerdo con cifras del Bureau of Transportation Statistics (BTS), los efectos son ya visibles. Comparando datos de febrero 2025 con el mismo mes de 2024, los cruces transfronterizos de carga entre México y Estados Unidos disminuyeron 2.5% en volumen y 1.8% en valor económico. En contraste, los cruces entre Canadá y Estados Unidos reportaron una caída aún mayor: 4.2% en volumen y 3.7% en valor.
Este descenso refleja que la incertidumbre generada por los anuncios arancelarios ha impactado de manera directa en la movilidad de mercancías. La industria logística depende de la estabilidad para planificar rutas, tiempos y costos, y los recientes cambios normativos han introducido una volatilidad que reduce la actividad comercial.
Vale la pena contextualizar:
En artículos anteriores de esta columna, hemos destacado la resiliencia del comercio entre México y Estados Unidos tras la firma del T-MEC. Sin embargo, hoy vemos que las amenazas arancelarias generan efectos inmediatos, incluso antes de su plena implementación.
La anticipación de costos más altos ha frenado algunos movimientos, especialmente en sectores como autopartes, alimentos y bienes de consumo rápido.
Si ampliamos la comparación a socios comerciales más lejanos, como China, Japón o la Unión Europea, observamos que el volumen de importaciones hacia Estados Unidos por vía marítima también ha caído. Según BTS, en marzo de 2025 el volumen total de contenedores importados bajó 2.9% respecto al año anterior.
Aunque estos países no realizan cruces terrestres, la tendencia confirma un enfriamiento generalizado del comercio exterior estadounidense.
Al analizar el total de comercio terrestre de Estados Unidos, incluyendo tanto a Canadá como a México, el BTS reporta una disminución de 3.1% en febrero de 2025 comparado con febrero de 2024. Éste es el descenso más pronunciado desde 2020, cuando la pandemia impactó las cadenas de suministro.
¿Qué conclusiones podemos extraer sobre movilidad?
Primero, que la incertidumbre política tiene un efecto tangible en la movilidad sostenible del comercio. La planificación de transporte eficiente —clave para reducir emisiones y optimizar recursos— se ve afectada por cambios abruptos en políticas arancelarias.
Segundo, que México, a pesar de ser un socio estratégico, no está exento de impactos. Aunque la caída de los cruces con Canadá ha sido más profunda, la tendencia a la baja en México es importante.
La lección es clara: la movilidad sostenible no sólo depende de la tecnología o de nuevas regulaciones ambientales, sino también de la estabilidad económica y política. Sin certidumbre, la eficiencia del transporte internacional —y su contribución a un futuro más limpio— se compromete.
Estaremos atentos a la evolución de estos indicadores, porque en la frontera, la movilidad no sólo mueve mercancías; también define el ritmo de nuestra integración económica y el éxito de nuestra estrategia de sostenibilidad.
Miguel Elizalde
Experto en Movilidad Sostenible
Redes @MELIZALDEL
me@mobilitysustainable.com
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