Cada vez son más las empresas que se suman a las exigencias de uno de los temas que más fuerza han tomado en los últimos años: la movilidad. El derecho a desplazarse. La convivencia entre los diferentes modos de transporte con usuarios y proveedores, ciudades, personas, mercancías, vehículos, infraestructura, reglamentos. La conectividad ordenada, sostenible y segura.

En este contexto, los retos de la última milla no son menores y cada vez se hacen más complejos. Para contextualizar el escenario al que se han enfrentado usuarios y proveedores de transporte en la década más reciente: más vehículos, mayor consumo y más regulaciones, platicamos con Fábrica de Jabón La Corona y Transcooler, dos claros ejemplos sobre cómo adaptarse a las exigencias del mercado en una movilidad cada vez más compleja.

 

“Adaptarse o morir”

 

Específicamente, todas las mercancías que produce La Corona son de alta demanda en el segmento de consumo. El proceso es constante y la cadena de suministro no se detiene. Entre su propia flota y las empresas que le proveen transporte, los productos tienen que llegar en tiempo y forma.

“Los caminos no se hacen más cortos o más largos. Las distancias no crecen. Hoy recorremos exactamente los mismos kilómetros que hace 15 años, pero, naturalmente, hoy se requiere más tiempo. Y esto se debe al crecimiento del parque vehicular en todo el territorio nacional. Esta densidad es natural y lo único que nosotros podemos hacer es adaptarnos o morir, como reza el dicho”, afirma Francisco Kim, encargado de Compras de Importación de Fábrica de Jabón La Corona.

Explica que, hoy, son cada vez más los países que tratan el tema de la movilidad como un concepto crucial para las grandes ciudades. La seguridad vial, el intermodalismo y la descarbonización, son las principales bases sobre las que se construyen soluciones integrales para garantizar el derecho a la movilidad.

Pero, ¿cómo ha cambiado su operación en los últimos 15 años? Kim detalla que hay que mejorar las rutas, gestionarlas mejor y hacer más eficientes las cargas, los vehículos, los espacios y los tiempos.

“Nosotros capacitamos constantemente a nuestros operadores. Primero en una conducción técnico-económica, para sacarle el mayor provecho a la tecnología de los vehículos y, al mismo tiempo, contaminar lo menos posible. Pero también en la parte urbana: establecer horarios, rutas, identificar y evitar riesgos y tener una constante comunicación tanto con nosotros como con los clientes”, señala.

Aunque también es fundamental atender el aspecto de la autorregulación: cumplir con las normas a fin de establecer un estándar dentro de la propia operación de la empresa. “Esto no existía hace 15 años y hacerlo nos ha ahorrado dinero, tiempo, trámites, y al mismo tiempo, hemos contribuido a la seguridad vial y al cuidado del ambiente”.

Hablando de la última milla, agrega, es importante la elección de los vehículos para llevar a cabo esta tarea, ya que en muchos casos, se trata de unidades obsoletas o que no resultan muy prácticas para recorrer las calles de la ciudad. En este sentido, la maniobrabilidad, la Clase y capacidad de carga harán la diferencia a la hora de sortear los retos de la movilidad urbana.

“En La Corona tenemos un protocolo de gestión y reacción de última milla con nuestros clientes y centros de distribución. Las necesidades de todos están perfectamente alineadas para hacer más eficiente toda la cadena de suministro: tiempo y zonas de carga y descarga, uso de tecnologías de la información y establecer canales de diálogo para reportar cualquier incidente que pudiera afectar los tiempos de cada unidad”, agrega.

Sobre lo que requiere el sector, Kim considera que las inversiones tanto públicas como privadas deben apuntar a la creación de centros de distribución periféricos, con una ubicación idónea en términos logísticos, además de la infraestructura necesaria para un transporte masivo más productivo y de mejor calidad.

Una vez más, añade, los sistemas de transporte en todas sus modalidades deben estar enfocados en una mejor convivencia y ser complemento, pues a pesar de que la última milla siempre se da vía autotransporte, el uso del ferrocarril también suma a una movilidad sostenible y eficiente.

Y si bien alternativas como rutas nocturnas u horarios de restricción para el autotransporte son temas comunes cuando se plantean soluciones, hay modalidades y tipos de carga que no necesariamente podrían ser más eficientes bajo estos parámetros.

“El abasto en productos de consumo es constante y permanente, de tal manera que hacerlo de noche o en horarios especiales no lo haría más eficiente. Además de que, hablando de movilidad, no debemos dejar de considerar los riesgos por la inseguridad: los robos al transporte siguen al alza y éste es un tema que se debe tratar de manera urgente”.

Sin duda, advierte, las soluciones tienen que ser integrales y todos los actores, junto con los tres órdenes de Gobierno, deben sentarse a definir y planear acciones a largo plazo, toda vez que las diferentes iniciativas para restringir o prohibir la circulación del transporte suelen tener un carácter recaudatorio y no tienen una visión a  largo plazo.

 

“La tecnología puede ser el gran aliado”

 

Desde la trinchera del transporte, Alejandro Salas, Director General de Transcooler, señala que el crecimiento de las ciudades en la última década generó un cambio disruptivo en diversos ámbitos. El consumo de bienes y servicios se elevó consideradamente aparejado, lógicamente, con el crecimiento poblacional.

“La introducción de la tecnología en la vida diaria trajo consigo modificaciones en los hábitos y preferencias de los consumidores, lo que representó un gran reto para la logística y la cadena de distribución. El autotransporte de carga, en esta ola de cambio, adaptó su modelo de operación al cambio estructural de las grandes urbes.

“En este sentido, usamos tecnología en el diseño de rutas inteligentes capaces de convivir con todos los usuarios de la vía. El objetivo es abastecer a la población sin contratiempos. El mayor reto es coordinar a todos los involucrados en esta cadena de suministro para no interrumpir la oferta de productos que demanda el consumidor final”, explica.

Además de los tiempos y el tránsito vehicular de las grandes ciudades, Salas apunta que la falta de infraestructura es uno de los principales retos para la movilidad en la última milla. Se precisan zonas de carga y descarga tanto en las instalaciones de los generadores de carga como en los puntos de venta, corredores seguros, y un aspecto muy importante, es la circulación indiscriminada de vehículos ostensiblemente contaminantes, inseguros y que, naturalmente, no cumplen con la normatividad.

“También hay que tomar en cuenta las restricciones de circulación en zonas urbanas, vialidades de difícil acceso a los centros de distribución de mercancías,  y la falta de seguridad que nos permita diseñar corredores nocturnos de carga. Aun con estas condiciones, el transporte tiene que llegar y seguirá llegando”.

Sobre la solución o lo que hace falta para garantizar la movilidad y solventar el abasto en la última milla, el empresario considera que, primero, hay que conjuntar todas las voluntades. Desde la trinchera del autotransporte, las compañías han desarrollado áreas de inteligencia dedicadas al diseño de rutas eficientes en tiempos y distancias, apoyadas en la tecnología y la experiencia en la operación diaria.

“Debemos cumplir en tiempo y forma con nuestros clientes, situación que nos lleva a elevar nuestra competitividad y desarrollar estrategias y herramientas que nos permitan agregar valor al servicio que prestamos, así como abonar a la movilidad de las ciudades y mitigar el impacto al ambiente”, agrega.

En especial en el caso de Transcooler, el también Delegado de la CANACAR en el Valle de México, explica que parte del éxito ante el crecimiento de las ciudades ha radicado en adaptar sus procesos de operación al ecosistema urbano actual: “Hemos trabajado en conjunto con nuestros clientes en el desarrollo de estrategias que eficienten el abasto de los puntos de venta, e ideado nuevos conceptos, como el operador logístico. Asimismo, hemos hecho el diseño y mapeo de rutas eficaces, y recurrido a tecnología aplicada a la seguridad de las mercancías y la eficiencia de los equipos empleados en el movimiento de los diferentes productos que requiere la población para su vida diaria”.

El gran reto, agrega, es lograr que los usuarios de la infraestructura convivan sin contratiempos y riesgos, labor de todos los involucrados en el objetivo de una movilidad eficiente, segura y amigable con el ambiente. Para esto, es importante coordinar esfuerzos entre Gobierno, población, usuarios y prestadores del servicio.

“Estamos trabajando en conjunto con las autoridades para el diseño de una estrategia integral que contenga las condiciones necesarias para mejorar la movilidad sin afectaciones al abasto de mercancías, y que a la vez se ocupe de la seguridad de los usuarios de la vía”, afirma.

Sin duda, hay que reordenar la movilidad y la logística de las ciudades, desarrollar centros de distribución en la periferia, crear paradores seguros, adaptar la infraestructura a las necesidades de consumo de las poblaciones, diseñar sistemas de transporte, de mercancías y de personas, eficientes y amigables con el ambiente; fomentar la distribución nocturna en condiciones seguras y en coordinación con las autoridades responsables de la seguridad y, en la medida de lo posible, que los usuarios del servicio adecuen su logística.