Desde el año pasado, los vehículos de carga doblemente articulados se mantienen en la mira de diferentes funcionarios y legisladores que buscan su restricción, incluso, la prohibición para que continúen operando. 

En las últimas semanas, Monterrey, Puebla, Jalisco y la CDMX han presentado proyectos para restringir su circulación bajo diferentes argumentos: daños a la infraestructura, reforzar la seguridad vial, mejorar la movilidad de la población, así como la reducción de emisiones contaminantes. 

Ayer, el ayuntamiento de Monterrey anunció que busca implementar una reglamentación para limitar el peso y medidas del transporte de carga que circula por la capital regia, pues consideran que los vehículos de gran capacidad dañan la carpeta asfáltica. Para este proyecto, ya ha comprado básculas y capacitado a agentes de tránsito.

Legisladores en Puebla aprobaron por unanimidad esta semana un acuerdo por el que se exhorta a las Comisiones de Comunicaciones y Transportes de la Cámara de Diputados y del Senado de la República para que dictaminen a la brevedad las iniciativas que reforman la Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal, a fin de prohibir en definitiva el uso de los camiones de doble remolque en el país.

Las iniciativas a las que se refieren los diputados poblanos se presentaron en octubre pasado. Una de ellas se expuso en el Senado de la República como proyecto de decreto para adicionar un cuarto párrafo al Artículo 50 de la Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal, y establecer: “Queda prohibida la circulación de unidades de autotransporte de carga con doble articulación, remolques o semirremolques que excedan un peso bruto de 38.5 de tonelaje que transiten en carreteras y caminos del territorio nacional.”

En la Cámara de Diputados se presentó una iniciativa similar con Proyecto de Decreto que Adiciona los Artículos 50 y 61 de la Ley Federal de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal.

Estos proyectos, que se mantienen en comisiones, derivaron en el primer Foro Regional sobre el Doble Remolque, organizado por la Cámara de Diputados en marzo pasado, y en el que el sector autotransporte de carga manifestó que la prohibición de una configuración vehicular no significará una mejora en la seguridad vial.

Por su lado, el Gobierno de Jalisco presentó en junio un proyecto con nuevas restricciones al autotransporte, en las define horarios para camiones sencillos y prohíbe la circulación de vehículos doblemente articulados en el área metropolitana de Guadalajara. El objetivo, de acuerdo con las autoridades estatales, es reordenar el tránsito vehicular y garantizar la seguridad vial.

En la CDMX, la Secretaría de Movilidad anunció el mes pasado que se limitará la circulación de las 22:00 a las 05:00 horas a vehículos doblemente articulados en la Zona Metropolitana del Valle de México, lo anterior, para alcanzar mejores niveles de calidad en el aire.

Prohibirlos, ¿sí o no?

Para el Instituto Mexicano del Transporte, las restricciones para los vehículos de carga es resultado de una visión fragmentada

“La movilidad de mercancías y personas debe verse de manera integrada, es un problema sistémico que requiere desarrollar inteligencia colectiva para ir avanzando hacia soluciones que realmente tengan gran impacto en la vida en ciudad”, dijo en entrevista para TyT Gastón Cedillo, investigador del Instituto Mexicano del Transporte (IMT) y líder de LogistiX-Lab, el primer laboratorio en tiempo real de logística en América Latina. 

El especialista señala que, como en México, hay casos en América Latina en donde se tiene esta primera reacción: levantar restricciones pensando que eso puede cambiar o ser una solución. “Sí puede ser una solución, siempre y cuando sean parte de una serie de medidas, de otra manera tiene consecuencias sobre la población y la competitividad económica”, agrega. 

Indicó que en la construcción de los proyectos de movilidad se debe entender que es un problema multifactorial y que hay que resolverlo bajo un enfoque de sistemas; de otra forma, cuando se implementa una posible solución y se deja de lado el transporte de mercancías, el impacto será la pérdida de competitividad y en casos extremos, desabasto de productos y servicios, lo que al final redunda en perjuicio de la propia población.

“La falla es obviar, o no tomar en cuenta, el transporte de mercancías, pensando que lo principal es el traslado de personas; sin embargo, el movimiento de pasajeros y mercancías están ligados, así es como se debería analizar de manera integral para encontrar soluciones que en el largo plazo sean sostenibles”, advierte. 

“Y, regularmente, cuando no se tiene un enfoque de sistemas para analizar este tipo de problemas complejos, lo que vemos son efectos colaterales, resultado de no haber identificado las variables que estaban en juego. Por eso vemos que, en algunas medidas que se toman, tienen efectos que no se esperaban”, añade. 


Este Instituto impulsa la definición de medidas a través de un nuevo concepto que se denomina inteligencia colectiva en logística, que permite consolidar una estrategia través de consensos con el sector público, privado, sociedad civil y academia.