El mercado más grande del mundo enfrenta retos del mismo tamaño. Prevenir, controlar y atender el COVID-19 no resulta una tarea fácil luego de la enorme cantidad de transacciones que se dan al día. Cualquiera que haya recorrido sus pasillos sabe de qué se trata.

Incluso hace algunas semanas fue muy sonado un brote de contagios en la Central de Abasto de la Ciudad de México (CeDA). Personal de salud, comerciantes, compradores y transportistas pusieron manos a la obra para sanitizar los espacios, adecuar los procesos y mantener a salvo a las personas.

Ahora, en la nueva normalidad, su volumen de movimientos se está recuperando y lo está haciendo consciente del cuidado y prevención, pero sobre todo de la eficiencia en distintos procesos.

Valentín Flores, delegado de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar) en la CeDA, afirma que en este punto de venta el reto es mayúsculo, pues usuarios y proveedores del sector, así como intermediarios y cliente final, suelen tener una interacción estrecha.

“Es por eso que estamos viviendo y haciendo dos grandes cambios en la operación. El primero tiene que ver con la seguridad en toda la cadena: en los operadores, con los clientes, con los usuarios. Necesitamos garantizar que cumplimos con todos los protocolos de las autoridades y con los requerimientos especiales de los usuarios”, explica el empresario.

Y por otro lado, la eficiencia en los procesos. Específicamente en la Central de Abasto han desarrollado sinergias con los comerciantes, para evitar los contactos en la medida de lo posible. Esto quiere decir acortar los tiempos en la carga y descarga y hacerlo con una menor cantidad de personas.

“También estamos aprovechando la tecnología, no solo en un software para programar los procesos, sino en la comunicación y en las entregas. Algunos clientes, por ejemplo, ya no tienen que venir de forma presencial. Hacemos negocios vía remota y listo, salen los viajes sin contacto entre personas”, agrega.

Leer: Así es como la Central de Abasto de la CDMX se protege del COVID-19

Y esto es parte de todos los cambios que se darán en la vida del país y del mundo. Valentín Flores considera que el margen de maniobra obligará no solo al transporte sino a todos los sectores a aprovechar y maximizar todos los recursos, el tiempo y la infraestructura con la que cuentan.

El papel de la tecnología será fundamental, no por sí sola, sino acompañada de capacitación, sensibilidad y estrategia, para aprovechar al máximo su potencial en la creación de procesos más seguros y eficientes.