El desempleo, los cierres de establecimientos por la semaforización en los estados y el confinamiento, son una amenaza real para el comercio en el país. 

La presencia y propagación de la pandemia en México ha dejado ver sus efectos nocivos en la economía, muestra de ello es la pérdida de un millón 113,677 empleos formales en cuatro meses, un deterioro en el mercado laboral que reduce la capacidad de compra de los hogares.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el principal cliente del autotransporte de carga es el comercio al mayoreo y menudeo, por encima de la fabricación de vehículos ligeros y pesados, así como de la construcción.

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La enfermedad COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2, mantiene presionado a este importante motor del traslado de mercancías en el territorio nacional, y las expectativas apuntan a que su recuperación llegará hasta 2022. 

En abril pasado, el índice que mide los ingresos por suministros de bienes y servicios para el comercio al por mayor cayó a las 83.3 unidades, su menor nivel desde enero de 2008, fecha a partir de la cual el Inegi tiene registro.

Este comportamiento muestra una profunda caída de 20.2% anual en el índice de la Encuesta Mensual sobre Empresas Comerciales (EMEC); sin embargo, este indicador acumuló 13 meses de retrocesos consecutivos: el deterioro en el consumo de los hogares era ya una realidad. 

En el caso de los ingresos por las ventas al menudeo, la EMEC muestra tres contracciones consecutivas; la primera fue de 0.5% anual en febrero, mes en el que el rigor del SARS-CoV-2 aún no llegaba al país; por ello, quedó de manifiesto que la economía del país continuaba el proceso de desaceleración iniciado hacia la segunda mitad de 2018.

En marzo, el retroceso fue de 1.1% anual, cuando se percibe el inicio del confinamiento de la población, mal que las primeras compras de pánico no pudieron atenuar. 

En abril, las ventas al por menor se hundieron 23.6% y el índice se ubicó en los 82.6 puntos, otro mínimo histórico en la serie desestacionalizada del Inegi.

Aquí es donde la pérdida de empleos (685,840 entre marzo y abril) comenzó a mostrar su efecto en la capacidad de compra de la población y en la cautela para adquirir productos que no son de primera necesidad. 

Desempeño del comercio al por mayor y al menor.

Hace cinco meses, el SARS-CoV-2 se volvió una amenaza real para la población mexicana y la economía. De marzo a la fecha, se han reportado más de 47,700 muertes por COVID-19, las actividades productivas han transitado por el carril de baja velocidad y con las luces intermitentes encendidas, lo que ha derivado en caídas récord de las actividades industrial, de los servicios, comercio y turismo.

Con este camino andado en medio de la pandemia, especialistas apuntan a que el PIB se contraerá 9.5% anual este 2020. 

Al interior de este fuerte descenso, se espera que las actividades primarias lo hagan en 2.0 por ciento; las secundarias, en 13.6 por ciento; mientras que las terciarias, donde se engloba al comercio, lo harían en 7.8 por ciento, de acuerdo con las previsiones de Banco BASE.

De cumplirse los pronósticos, la economía mexicana se dirige a registrar su peor contracción desde 1932, cuando el PIB cayó 14.92 por ciento.

¿Qué esperar para el comercio? 

Para Jessica Roldán Peña, directora de Análisis Económico de Finamex Casa de Bolsa, la limitada política fiscal del Gobierno federal, que ha concentrado la entrega de estímulos en la población más vulnerable, y que ha llegado de forma insuficiente a las empresas que pararon actividades durante meses, es un importante factor que juega en contra del PIB nacional, el cual, advirtió, caerá hasta 11% este 2020, de acuerdo con sus proyecciones.   

Al ser parte esencial de las actividades terciarias del PIB, esperamos que ésta (el comercio) caiga poco menos de 10% este año y se recupere a niveles de 5% en 2021 (…) Eso significa que, al igual que la actividad económica en su conjunto, a la parte comercial le tomará varios años recuperarse, sobre todo por la pérdida de los empleos”. 

Jessica Roldán Peña, directora de Análisis Económico de Finamex.

La especialista insistió en que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador debió crear una política fiscal contracíclica dirigida a las empresas que no pudieron soportar los efectos de la crisis.

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Por ello, la administración federal debe implementar apoyos para quienes están al borde del cierre definitivo, con la finalidad de que no se pierdan oportunidades adicionales en la actividad productiva del país. 

El deterioro que se ha visto en el mercado laboral ha sido muy importante, las mediciones más amplias del desempleo indican que 50% de la fuerza laboral potencial está siendo afectada porque perdió su empleo o está trabajando menos horas, y esto de alguna manera afecta la capacidad de compra de la gente”. 

Jessica Roldán Peña, directora de Análisis Económico de Finamex.

Adicional a la importancia del empleo, Gabriel Casillas Olvera, Presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), expone para TyT la alta sensibilidad que guarda el comercio con el semáforo de riesgo epidémico, pues de no vender productos de primera necesidad o asociados a actividades consideradas esenciales, los negocios están forzados a parar actividades ante una alerta máxima. 

Hasta la primera quincena de julio, 18 estados de la República Mexicana se mantenían en color rojo, mientras que los nuevos contagios superaban máximos de 7,000 pacientes al día.

Al respecto, el economista dijo que es difícil conocer la evolución del semáforo y si la pandemia se comportará como una meseta, pues una vez que se llegue al pico de casos, el descenso será muy gradual, factor que marcará una prolongada recuperación para el comercio. 

Pese a la falta de claridad sobre la ruta del nuevo Coronavirus, Casillas Olvera estimó que, por el lado de la oferta agregada, la actividad industrial —como la manufactura y la construcción— ha caído con mayor fuerza que los servicios, en donde se ubica el consumo.

A eso se suma que, “para que la vida siga, al final del día una buena parte del comercio tiene que continuar”, y ello influirá en una recuperación que podría llegar en 2022, mientras que a otros sectores les llevará más años retomar los niveles de 2019. 

Dentro de la economía, los comercios dedicados a la venta de abarrotes, alimentos y bebidas al por menor, son los más dinámicos al emplear a 1.9 millones de personas; seguidos por las tiendas de autoservicio y departamentales, con 959,155 puestos de trabajo, de acuerdo con los Censos Económicos 2019 del Inegi. 

La venta de automotores, refacciones y combustibles genera 670,620 empleos, seguidos por los comercios dedicados a la venta de textiles, bisutería y calzado al por menor, con 609,594 empleos. Son precisamente estos giros los que han visto más afectados sus ingresos por efectos de la pandemia en la actividad productiva y economía del país. 

Según la Encuesta Mensual sobre Empresas Comerciales (EMEC), los ingresos del comercio por suministros de accesorios para vestir, textiles, bisutería y calzado cayeron 84.1% entre enero y abril, respecto a diciembre de 2019; seguidos por los artículos de papelería y de uso personal, con 72 por ciento; los enseres domésticos, computadoras y productos para decorar el hogar, con un retroceso de 51 por ciento; mientras que la venta  al por menor de vehículos, combustibles y lubricantes descendió 41.5% en el lapso de referencia. 

Este panorama de contagios y parálisis económica ha repercutido en un profundo pesimismo de los empresarios, quienes tienen una elevada incertidumbre sobre el futuro de sus compañías, así como acerca de la economía del país.

El indicador de la confianza de quienes se dedican al sector comercio marcó 38.2 puntos en abril, desde un previo de 36.8 puntos en mayo, mínimos históricos que reflejan la realidad económica para el sector. 

Desde octubre del año pasado, la confianza de los empresarios del sector comercio abandonó el umbral de los 50 puntos, mismo que divide el optimismo del pesimismo (por debajo de las 50 unidades) para continuar con las inversiones y expansión de sus negocios.