La solar es una fuente de energía de origen renovable que se obtiene a partir del aprovechamiento de la radiación electromagnética procedente del Sol.
Aun cuando la radiación solar que alcanza la Tierra ha sido aprovechada por el hombre desde tiempos ancestrales los avances que se están logrando en nuestros días nos llevarán a aplicaciones hasta hace poco tiempo inimaginables, limpias, y que ayudarían a resolver algunos de los problemas más urgentes que enfrenta el ser humano, ¿a qué me refiero? A las carreteras solares. Les cuento.
Hace algunos años, cuando la frase «calentamiento global» se empezaba a escuchar con mayor frecuencia, Scott y Julie Brusaw, un matrimonio de ingenieros de Idaho, comenzaron a darle vueltas a la idea de sustituir el asfalto y el concreto con paneles solares que podrían ser sobrepuestos. En primera instancia pensaron en el material con el que se elaboran las cajas negras de los aviones ya que han probado de sobra su resistencia hasta en los accidentes aéreos más graves.
Después imaginaron qué pasaría si cubrieran un tramo de carretera con este material alojando en su interior celdas solares para recolectar la energía. Esto en un principio podría pagar el costo del mismo panel, haciéndolo sustentable. Más tarde, consideraron agregarle LEDs para «pintar» las líneas de la carretera desde abajo, iluminando el camino para una conducción más segura durante la noche.
Para el matrimonio Brusaw el límite a su creatividad no existe así que siguieron agregando “ingredientes” a esta invención. Añadieron un elemento de calentamiento en la superficie (el equivalente al defroster de los parabrisas de los automotores) para evitar la acumulación de nieve y/o hielo en las carreteras de las zonas más frías.
Las posibilidades siguieron apareciendo en esta lluvia de ideas dando origen al proyecto Solar Roadways, una iniciativa que bien puede cambiar la manera en la que circulamos por las carreteras, calles y caminos en todo el mundo.
El futuro, hoy
Fue en el año 2009 cuando este par de emprendedores recibieron un contrato por parte de la Federal Highway Administration de los EE.UU. para construir el primer prototipo de camino con paneles solares. Durante su construcción, el matrimonio Brusaw descubrió nuevas y mejores maneras de abordar este proyecto. Después de completar con éxito la Fase I, se les otorgó un contrato de seguimiento de 2 años, es decir, la Fase II, que corrió a partir del 2011. Con un incentivo de 750,000 dólares se creó un estacionamiento prototipo para ser probado en todo tipo de clima y condiciones de luz solar.
Hoy siguen recaudando fondos para continuar perfeccionando su desarrollo y en un futuro no muy lejano quizá sea posible la construcción generalizada de estas carreteras solares.
Las ventajas
Mediante las carreteras solares se combate la escasez de energía, no habría más cortes de energía, ni necesidad de quemar carbón (logrando una reducción de hasta 50% de los gases de efecto invernadero). También se reduciría la necesidad de combustibles fósiles y habría una menor dependencia del petróleo extranjero y por supuesto, menor contaminación.
Un camino eléctrico permitiría que los vehículos totalmente eléctricos se recargaran en cualquier lugar con lo que tendrían el mismo rango que un vehículo con motor a gasolina lo que permitiría reducir la dependencia al petróleo.
Paneles solares inteligentes en resumen
Se trata de una tecnología que permite reemplazar cualquier superficie como calles, carreteras, estacionamientos, banquetas, canchas, pistas de aterrizaje, etcétera, con paneles solares inteligentes elaborados a partir de materiales reciclados. Son unidades hexagonales ensamblables con microprocesadores en su interior que producen electricidad, cubiertas con un novedoso cristal templado que ha sido diseñado y probado para soportar bajo y alto impacto por lo que pueden circular sobre ella incluso tractocamiones.
Otra ventaja es que los LEDs que incorporan, pueden ser programados para proyectar los cruces peatonales, las intersecciones, e incluso configurar los lugares de estacionamiento destinados a personas con capacidades diferentes. De esta manera, las calles no tienen que se repintadas, solo reprogramadas. Además, tienen un sensor de presión que detecta la caída de piedras y troncos en el camino e incluso las pisadas de los animales cuando cruzan el camino, alertando a quienes circulan a través de ellas. También se pueden enviar mensajes de alerta a los conductores en caso de accidentes para que estos disminuyan la velocidad, lo que también las vuelve carreteras más seguras.
Este matrimonio de ingenieros está convencido de que ha llegado el momento de cambiar el rumbo y “los caminos” del mundo haciéndolos totalmente sustentables.
