Contrariamente a lo que sucede en países como Chile o España, en donde este tipo de transporte está bien reglamentado, en el país es necesario fomentar la normatividad y la aplicación de reglas para que estas unidades sean más seguras, reconoce el Centro de Experimentación y Seguridad Vial México (Cesvi México).

En la mayoría de las ocasiones, el prestador del servicio de transporte escolar es independiente a la escuela y no suele apegarse a la escasa normatividad que “exigen” en esta modalidad los reglamentos de tránsito del país.

En México es común ver sobrecupo en las unidades o situaciones de riesgo como que los niños saquen su cabeza o los brazos de la unidad, al tiempo que son observados por los agentes de tránsito sin que éstos hagan ningún tipo de observación al conductor.

CESVI explica que en diversas naciones la normatividad en este rubro está  implementada hace varios años por lo que la regulación del transporte escolar tiene “más forma” que en nuestro país.

A continuación, CESVI MEXICO hace una serie de recomendaciones para los padres o tutores de infantes y detalla las normas que deben adoptarse para el traslado correcto de los niños:

• Cuando se acerque el autobús, mantener al niño siempre alejado de él, por lo menos dos metros de distancia y esperar a que el vehículo se acerque hasta la banqueta y se detenga totalmente para subir.

• Evitar peleas y empujones de los pequeños por querer ser los primeros en subir al autobús.

• No caminar por detrás de la unidad, ya que el conductor no podrá verlos.

• Al pasar por delante del vehículo,  hacerlo con cierta distancia respecto a la parte frontal de la unidad para que el conductor pueda verlos.

• Aconsejar a los chicos de que si se les cae algún objeto cerca del autobús, nunca lo recogerlo ellos mismos, es decir que pidan ayuda a su acompañante o al conductor, ya que se exponen a que el chofer arranque sin percatarse de su presencia.

• Cada niño debe ocupar un asiento e ir correctamente sentado.

• Pedirle el niño que no altere el comportamiento de los otros niños durante el trayecto, ya que si varios lloran y hablan muy alto pueden provocar que el conductor pierda la concentración.