Han pasado cinco meses desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso aranceles al acero y al aluminio, lo que representó un golpe directo para las empresas transportistas dedicadas a su movimiento. Las exportaciones de acero, incluido el hierro, de México hacia ese país cayeron 20.9% anual en el primer semestre del año, provocando un retroceso de 24.4% en el movimiento a cargo del autotransporte, según datos de la Oficina de Estadísticas del Transporte del Gobierno estadounidense (BTS, por sus siglas en inglés).

Si bien el valor de las exportaciones totales de México, realizadas por carretera hacia Estados Unidos, aumentó 9.8% anual entre enero y junio, estos aranceles sectoriales mantienen deprimido al autotransporte más vinculado con las industrias del acero, el aluminio y la automotriz, con volúmenes de carga hasta 40% inferiores a los registrados un año atrás.

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Manuel Rodríguez Salazar, de RS-Ma Materials, una empresa con sede en Monterrey, Nuevo León, especializada en el movimiento de acero, comparte que enfrentan una baja en la demanda de entre 30% y 35%. En su caso, se dedican al transporte local de este insumo, principalmente empleado por la industria automotriz.

En entrevista, expone que se trata de un reto mayúsculo, sumado al constante incremento de los insumos para el autotransporte, como es el caso del elevado precio del diésel, el alza de los aceites lubricantes, llantas y partes para camiones. A esto se añade la inseguridad.

Transportar acero es como traer una caja de dulces en una fiesta de niños. Intentamos hacer viajes foráneos, pero los robos carreteros nos llevaron a retroceder y, por ello, ya no atendemos mercados como el del Bajío y nos vimos obligados a ajustar nuestros horarios de circulación en carreteras que conectan con Monterrey”, detalla.

Baja demanda, bajan tarifas

Anuar Renaud Torres, director general de Transportadora de Carga Mundial, empresa con una amplia actividad en el Puerto de Altamira, en Tamaulipas, comparte que actualmente esta terminal opera apenas el 20% del acero que movilizaba un año atrás, debido al efecto de los aranceles.

Ante este panorama, la empresa transportista ha registrado una baja de entre 35% y 40% en el volumen de acero transportado. “Esto se ha vuelto una subasta de fletes. Clientes e intermediarios están aprovechando la situación. La demanda es poca y la oferta de transporte es mucha; por lo tanto, nuestros ingresos van para abajo”, detalla.

El empresario transportista mantiene la meta de diversificar su portafolio de clientes para sortear la situación y, al igual que el representante de RS-Ma Materials, comparte la visión de que con los viajes realizados para otros sectores, con caja seca, lograrán una recuperación que permita mantener sus plantillas a flote.

Efecto multiplicador de los aranceles

Desde la imposición del arancel al acero no vemos una mejora en la demanda; seguimos 30% por debajo, y esto ha repercutido en otros mercados. Vivimos una situación preocupante: hemos reducido gastos y recortado personal”, expone el directivo de una empresa transportista originaria de Nuevo León, una economía altamente vinculada con la industria automotriz.

La compañía, con sede en Allende, comparte que sus clientes dedicados a la fabricación de equipo de transporte han reducido sus turnos de producción, lo que impacta de forma amplia en la red de proveeduría. Este ambiente de aranceles e incertidumbre mantiene deprimidos los volúmenes de carga de la empresa.

Veo al mercado contraído y nervioso; todos andamos haciendo recortes. Mis clientes me reducen las tarifas”, detalla.

No obstante, el autotransporte de carga está tan pulverizado en el país que cada empresa enfrenta un impacto distinto por los aranceles directos a la industria automotriz, así como al acero y aluminio, estos últimos incrementados a 50% a partir del 4 de junio. En el panorama económico de México también se suma la tarifa impuesta al cobre desde el 1 de agosto.

El director de Operaciones de una empresa transportista ubicada en Baja California expone que su principal cliente, responsable del 60% de sus fletes, redujo su producción automotriz, y con ello la demanda de viajes. Sin embargo, han logrado diversificarse en el mercado interno con el transporte de productos de consumo básico hacia estados del centro y Bajío de México.

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