La operación en las refinerías de México no tendrá una recuperación en el corto plazo, toda vez que en 2021 y 2022 no se alcanzarán sus niveles de óptimos de utilización, informó Alejandra León, Latin America Upstream Director de IHS Markit.

Durante el  webinar “México Outlook Webinar 2021: escenarios para la recuperación”, organizado por la Universidad Anáhuac México y su Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac (IDEA), la experta señaló que esta perspectiva es consecuencia de los problemas de Petróleos Mexicanos (Pemex) de financiar todo lo que se requiere para el mantenimiento de sus refinerías: “Ya no digamos el upgrade sino el puro mantenimiento para regresar a condiciones operativas seguras de procesamiento”, comentó.

León destacó que la paraestatal está muy atrasada en este renglón, ya que llevan casi dos años retrasando el proyecto; por lo tanto, este y el próximo año, los niveles de utilización de refinerías serán muy similares a los registrados en los últimos dos años.

“Eso hace una oferta de productos refinados domésticos pequeña y nos mantiene en niveles de importación de gasolina y diesel relativamente altos”, agregó.

A ello se le suma que IHS Markit prevé que la demanda de combustibles no se recupere en 2021, sino quizá hasta finales del 2022, cuando posiblemente se alcancen los niveles prepandemia.

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Sobre la perspectiva de producción de petrolíferos y gas, informó que en IHS Markit observan que está lejos de los objetivos que ambicionaba la administración federal y la tendencia va a la baja; incluso sin pandemia, la actividad de Pemex no mejoraría en este renglón.

La experta señaló que la industria energética, como otros sectores, se ha visto deteriorada por las políticas del actual Gobierno federal, que si bien proyectos como la refinería Dos Bocas y el fortalecimiento de Pemex son eje central de la administración de Andrés Manuel López Obrador, los privados se reservan el participar o aumentar inversiones en este rubro.

La situación de Pemex tampoco ha ayudado al contexto de esta industria. Desde 2009, la paraestatal ha reportado severas pérdidas financieras, a la que se le suma una baja del 56% en la actividad durante 2020, como un efecto de la disminución en la demanda de energéticos.