Agregó que en el autotransporte mexicano “las ecuaciones no salen, ya que, si jalas un remolque te lo pagan, pero si transportas full, no lo cobras por dos, si acaso uno y medio. Lo tienes que aceptar, porque en caso contrario, están muchas empresas de transporte detrás de ti esperando entrar a cargar y de eso se aprovechan muchos de los industriales”.

El especialista comentó que los recientes accidentes en los que se han visto inmersos las configuraciones de tractocamión con remolque han sucedido desde hace varios años, sin que las autoridades pongan un alto, por lo que la mayoría de las unidades van sobrecargadas y en muchos de los casos con dimensiones mayores a las permitidas.

“Existen autotransportistas que llevan una configuración de tractocamión, más dos remolques de 53 pies, lo que da como resultado una combinación  de más de 40 metros. Si uno cuando va en auto particular tiene que sufrir para rebasar este automotor, se imaginan lo que tienen que hacer los otros camiones con un solo remolque para hacer el rebase”.

Subrayó que en muchas parte del país, las combinaciones superan por muchos los máximos permitidos, así como las cargas. “En el accidente de los estudiantes de la UNAM, el vehículo involucrados transportaba granos, a ese transportista le pagan por toneladas traslada, si él hubiera podido  se lleva una más en el camarote. En México no hay responsabilidad, dicen que las básculas ya van a entrar en operación, eso lo escuchamos desde hace muchos años”.

Una de las soluciones inmediatas para este problema es la salida de circulación de los fulles, porque son un riesgo para todos los que utilizan las carreteras mexicanas. “Muchos no están en condiciones para que circulen y algunos cuentan con permisos de conectividad por lo que circulan en caminos no aptos para este tipo de configuraciones”, finalizó.