El 14 de marzo de 2020, apenas dos semanas después de que se detectara el primer caso de COVID-19 en México, miles de personas escuchábamos atónitos las noticias en las que autoridades anunciaban que adelantaban y extendían las vacaciones de Semana Santa para las escuelas. Pocos imaginaban que ese sería el primer momento de una serie de eventos que provocaron el cierre de comercios e industrias, lo cual supuso un impacto para la economía y, desde luego, el autotransporte.

A dos años del inicio de la pandemia en el país, el Termómetro TyT de esta semana indagó –a través del Twitter @revistatyt– sobre los retos que las empresas de este sector han tenido que enfrentar en este escenario.

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Así, el 53% de los participantes consideró que mantener la rentabilidad de sus empresas fue el mayor desafío en esta pandemia. Y es que la disminución en la demanda y la propia incertidumbre económica, puso a las empresas a repensar sus modelos de negocio, diseñar una estrategia financiera e incluso ampliar sus horizontes y apostar por la diversificación de sus operaciones.

No solo se trató de seguir en movimiento o vender más, sino de mantener a la empresa equilibrada, con márgenes aceptables y ofreciendo óptimas condiciones para sus colaboradores, un tema que se volvió central durante la pandemia.

Justamente el 21.1% de los participantes en el Termómetro TyT consideró que proteger el recurso humano ha sido el mayor desafío en esta emergencia sanitaria. Muchas empresas se vieron obligadas a adoptar esquemas home office, sin embargo, al menos para los conductores, técnicos y personal de áreas de carga y descarga, en las flotas esto es imposible.

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Por ello, las empresas de autotransporte fueron de las primeras en implementar protocolos y controles para proteger a sus colaboradores de contagios: equipo de protección, desinfección de vehículos y zonas de trabajo, así como el procesos de monitoreo a la salud del personal, son apenas algunos de los pasos que las compañías del sector adoptaron, incluso cuando autoridades aún no oficializaban los protocolos de salud.

Por otro lado, el 13.5% de los votantes consideró que el mayor desafío fue la baja en la demanda. Cabe recordar que el cierre de comercios e industrias en los primeros meses de la emergencia sanitaria la productividad e ingresos de las empresas de autotransporte cayó 46.1 por ciento, de acuerdo con datos de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR).

Finalmente, el 12.4% consideró que los retrasos en trámites ha sido el mayor reto de la pandemia. Sobre el tema, es importante mencionar que desde finales de marzo de 2020, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) cerró oficinas, lo que eventualmente congeló la emisión de permisos, placas, licencias, certificaciones de capacitación y aptos médicos.

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Si bien la dependencia ha emprendido la digitalización de procesos, emitido diversas prórrogas para trámites e incluso reactivado el esquema de Terceros Autorizados, en el caso del déficit de exámenes psicofísicos integrales; no ha logrado recuperar ritmo prepandemia en la emisión de dichos documentos.

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