Los diagnósticos para la economía de México van de una caía de 6% a 10%, e incluso superior. Expertos evalúan que es complicado saber la magnitud del golpe que el coronavirus COVID-19 propinará al país este año. 

Lo cierto es que México contrajo la pandemia nacida en China en diciembre del año pasado cuando ya mostraba debilidad económica. En el primer trimestre de 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 2.4% anual. 

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De acuerdo con Gabriela Siller, Directora de Análisis Económico Financiero de Banco BASE, el golpe en la economía mexicana dependerá de cinco factores. 

Éstos son: el número de infectados, muertes y la duración del virus en el país; la percepción de riesgo en la economía global y en México; el impacto de la pandemia en la economía estadounidense; las afectaciones en la movilidad de las personas y mercancías; y la efectividad de la política fiscal trazada por el Gobierno federal. 

El primer punto está más cerca de definirse, pues las autoridades de salud estiman que será esta semana cuando se llegue al pico máximo de contagios, mientras que el confinamiento y el paro de actividades productivas no esenciales se extendieron hasta el día 30 de este mes, y al 17 para las localidades menos afectadas por la pandemia. 

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Hasta el 5 de mayo había en el país 26,025 casos confirmados acumulados  y 2,507 defunciones por COVID-19, de acuerdo con la Secretaría de Salud. 

En cuanto a la percepción de riesgo para la economía nacional, Standard & Poor’s, Fitch Ratings y Moody’s bajaron la calificación de deuda soberana de México. Entre los argumentos de las calificadoras está la tibieza del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para contrarrestar los efectos del COVID-19 en la economía.

Al respecto, Scotiabank advirtió, en un análisis publicado el 17 de abril, que la falta de una política efectiva para atender la emergencia, así como una política fiscal insuficiente.

Añadió que el Gobierno mantiene a ultranza proyectos de dudosa rentabilidad social y viabilidad financiera, cuando van a faltar recursos para apoyar a las empresas pequeñas y medianas. Y ello conllevan el riesgo de un daño más profundo y duradero en el aparato productivo del país. 

Presidente de México reacciona tarde y con tibieza 

Carlos Serrano, Economista Jefe de BBVA en México, opina que México vive tiempos extraordinarios que requieren medidas extraordinarias. Y para ello se necesitan más recursos económicos y una reestructura del gasto para hacer frente a la crisis sanitaria. 

El especialista considera que, además de fortalecer el sistema de salud como primer paso, la administración federal debió dictar políticas enfocadas en preservar a las Pymes, y con ello, los empleos que generan; así como dirigir apoyos a la población que vive de las remesas. 

“Tiene que haber un redireccionamiento del gasto, pues ahora más que nunca habrá que suspender proyectos que no tienen una clara rentabilidad social. Me refiero al Tren Maya y a la refinería de Dos Bocas; y dirigir esos recursos al sistema de salud y a proteger a los más vulnerables”, expuso Serrano. 

Con la llegada del Coronavirus al país, vino también la ruptura entre la cúpula empresarial y el Presidente de la República, quien “cerró la puerta” a las propuestas fiscales del CCE, mismas que planteaban un periodo de gracia y el pago diferido de impuestos como medidas para apoyar a la iniciativa privada ante la emergencia sanitaria. 

Hasta la declaratoria de la Fase 3 por COVID-19, el pasado 21 de abril, el Ejecutivo federal había anunciado programas de apoyo equivalentes a 0.3% del PIB para impulsar la economía, mientras que Brasil aplicaba programas con un valor total del 10.2% de su PIB.

Expertos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) estiman que en el caso de México debe ser de al menos 4% del PIB.

Mientras pasan los días y el país experimenta la fase más crítica por la pandemia, el Gobierno de México insiste en que el mejor plan de recuperación será aquel dirigido a las personas más vulnerables.

En el otro extremo, empresarios y economistas sostienen que no será necesario, pues se necesita un política económica que impulse a quienes generan el mayor número de empleos en el país: las MiPyMEs.