La crisis económica desatada por los efectos de la pandemia enfrenta a cada empresa a una nueva realidad. Los pequeños y medianos transportistas experimentan un cambio en el ciclo financiero y deben solucionar las necesidades de sus clientes, proveedores y plantilla, con menores ingresos. 

De acuerdo con la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), las medidas para contener la propagación de la COVID-19 afectaron los ingresos de 85.5% de sus socios, de los cuales 97.5% son pequeñas y medianas empresas (PyMEs). 

Como parte de las actividades del Segundo Ciclo de Conferencias Virtuales “Oportunidades ante la crisis”, organizado por Canacar, Janitzio Piña Ferreyra, de la Red de Consultores para MiPymes en Nacional Financiera (Nafin), expuso ante transportistas cómo enfrentar los cambios en el flujo de efectivo para mantenerse rodando en el camino. 

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El experto aseveró que la nueva realidad incrementó el tamaño de las cuentas por cobrar y por pagar de los transportistas, y redujo los inventarios de cada empresa. Ello, dijo, demanda analizar adecuadamente la información financiera; es decir, el balance, estado de resultados y estado de flujo de efectivo para tomar mejores decisiones financieras. 

“El estado de flujo de efectivo nos permite saber cómo está ese aceite en el motor de una empresa, nos dice cómo está la empresa para los próximos días; se debe revisar (monitorear) todos los días, todas las semanas”, recomendó.

En el flujo de efectivo, los transportistas ubicarán sus ingresos, las cuentas por cobrar, así como los costos directos e indirectos que le permitirán observar el estado de salud de su empresa, así como aquellos ajustes que es necesario hacer. 

El especialista de Nafin mostró un ejemplo de la estructura de un flujo de efectivo: 

El primer paso para realizar esos cambios, dijo, es identificar los retos de la empresa, para que al momento de prescindir o reducir algunos costos no se ponga en peligro la operatividad de la empresa. Así, la base de este análisis está constituida por: 

  • ¿Cómo hacemos para que nuestros clientes estén satisfechos?, pues serán mucho más selectivos en su compra y sin dejar de lado la calidad, el precio será aún más relevante. 
  • Los proveedores reducirán los plazos de crédito y buscarán esquemas de garantía. Aquí se sugiere a la empresa conservar a los proveedores, explorar oportunidades en conjunto, pues las oportunidades aisladas serán menos efectivas. 
  • Tus empleados se convertirán en tus mejores aliados o en tus peores retractores. 

Sumar a los operadores en la toma de decisiones, es muy importante, porque los transportistas saben lo que es perder un operador. Recomienda cuidar el capital humano, pregúntenles sobre aspectos operativos y oriéntenlos. 

  • La gestión de tus inventarios será aún más crítica. Aquí propone revisar muy bien el control de inventarios, “para las empresas de autotransporte, el control de inventarios es cómo tener una empresa adicional, se debe controlar”, añadió. 
  • Hoy más que nunca el presupuesto de tu familia se deberá alinear a los resultados de tu empresa. 
  • La empresa no debe ser la caja chica de la familia, el tema del administrar los recursos del negocio es clave. Piña Ferreyra sugiere asignarse un sueldo, un recurso para su familia, para no estar a la expectativa.

El segundo paso será recopilar de forma detallada los costos directos – aquellos que están directamente relacionados con el movimiento del tractocamión—y los costos indirectos en el último trimestre. Aquí, los transportistas deben ser cuidadosos con identificar los costos ocultos. 

Así, la compra de refracciones e insumos, los servicios de transporte y de postventa serán costos directos, mientras que entre los indirectos estarán: los servicios de administración y finanzas, diseño y marketing digital, recursos humanos y de logística. 

Los costos ocultos, que en momentos de crisis pueden convertirse en un problema, están las mermas, despidos, desperdicio de combustible, insatisfacción de clientes y malas referencias, así como la desmotivación o enfado del equipo de trabajo. 

El tercer punto será la terciarización de procesos para mejorar la eficiencia. Aquí, el transportista debe hacer una lista de aquellos servicios puede obtener de un tercero, y muy importante, pensar en cuál sería el beneficio económico de hacerlo así, recomienda. 

El experto de Nafin sostuvo que antes se pensaba que las empresas debían mantener el control total de los procesos clave de su actividad principal; sin embargo, la nueva dinámica económica y tecnológica da paso a la terciarización para ser más eficientes. 

El cuarto paso a seguir es crear un nuevo criterio para clasificar los costos en preparación al cambio: indispensables, reducibles y prescindibles. El transportista debe definir qué no se toca, qué se puede reducir y qué se puede eliminar. 

Janitzio Piña Ferreyra refirió que la reducción de los costos va de un peso a miles de ellos, pero al final, con el paso de los meses se tendrán resultados. 

El punto número cinco será la elaboración del nuevo presupuesto innovador y creativo ante la disrupción. Aquí la comunicación con los proveedores, acreedores y con los clientes adquiere especial relevancia. 

“Ustedes deben hacer la estimación, el pasado nos sirve para trabajar el futuro, hacer estimaciones hacia adelante, cómo vendrá el futuro”, dijo. 

El sexto punto es el cómo aterrizar la estrategia de rediseño financiero, mediante un plan operativo que brinde viabilidad al nuevo presupuesto. 

El paso definitivo es hacer una planeación muy ajustada a la nueva realidad, a esta situación que se nos presenta retadora. Aquí sugiere estructura las acciones partiendo del nuevo presupuestos, el cual determinará la relación que tendrán los transportistas con sus clientes, los cambios que deberán hacer en tus procesos clave y eventualmente cambios en tu estructura y tecnología. 

El séptimo paso será realizar un mapeo de los posibles riesgos del nuevo presupuesto y plan de mitigación. “No es que tengamos los riesgos solucionados, pero sí debo tenerlos monitoreados para ver la posibilitada de eliminarlos de nuestras expectativas”, aclaró. 

En este punto sugirió no hacer una planeación superior a un año, pues será como tirar un volado con más de dos caras. También instó a cada empresa transportista a convertirse en buscadoras de oportunidades.

Por último, debe crearse una comunicación asertiva del nuevo presupuesto y estrategias. “Algo que es muy importante, es que en nuestro negocio debemos comunicar adecuadamente las cosas, pero siempre es bueno escuchar, involucrar a la gente”, sostuvo. 

Aquí se debe involucrar a los trabajadores, familia, socios; mientras que a los proveedores y acreedores se sugiere plantearles escenarios y discutir alternativas, según el caso. 

El experto de Nafin reiteró que el liderazgo se ha vuelto fundamental ante el “aventón” que la pandemia de la COVID-19 dio a las empresas, pues la nueva realidad requiere que cada empresa, incluidas las de autotransporte, hagan las cosas diferentes que en el pasado. 

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 93.2% de las empresas del país registró al menos un tipo de afectación debido a la contingencia sanitaria por COVID-19. El mayor efecto fue la disminución de los ingresos, con 91.3 por ciento. 

La Encuesta sobre el Impacto Económico generado por Covid-19 (ECOVID-IE), realizada por el Inegi, reveló que solo 7.8% de las empresas obtuvo algún tipo de apoyo, mientras que el resto, 92.2 por ciento, no recibió ayuda de ningún tipo. Esta realidad exige a cada empresa hacer una reestructura interna para mantenerse en el camino.