El bienestar de las personas y la competitividad de las empresas depende de la capacidad de acceder a oportunidades a través de un sistema de transporte eficiente. Los diferentes estudios llevados a cabo sobre inversiones empresariales coinciden en indicar que unas buenas conexiones de transporte son uno de los criterios más relevantes al momento de decidir la ubicación de una actividad económica. Del mismo modo, un sistema de transporte eficiente es una de las características que figuran de forma prominente en las ciudades que reciben mejor puntuación en los estudios sobre calidad de vida.

Los motores ecológicos y los combustibles alternativos constituirán un factor decisivo para hacer que la movilidad sea menos contaminante y menos dependiente del petróleo, contribuyendo así a reducir al menos a la mitad las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero en el transporte. La carrera tecnológica para obtener vehículos ecológicos es de ámbito mundial, y seguir entre los primeros es vital en especial para la industria manufacturera de la Unión Europea.

Las necesidades

13946430952638_464x0Contrario a lo que mucho pueden pensar los combustibles limpios no darán respuesta a todos los problemas y su uso tendrá que conciliarse con las limitaciones de la eficiencia de los recursos. Los vehículos también deberán tener un mayor rendimiento energético: consumir menos energía será igualmente importante que utilizar energía más limpia. También será necesario optimizar cada desplazamiento con respecto al consumo energético mediante un aumento generalizado de los factores de carga, la utilización sistemática del modo más eficiente y estrategias más integradas de uso del suelo y de planificación del transporte.

La combinación modal tiene que estar adaptada a las necesidades particulares de cada trayecto y, en el caso de los pasajeros, a la experiencia global del viaje.

Esto será posible solamente en un sistema altamente integrado y basado en un intercambio de información continuo. El uso de tecnología de la información para optimizar todos los aspectos de los viajes personales y del transporte de mercancías se convertirá probablemente en una de las características más notables de los futuros sistemas de transporte.

La consolidación de volúmenes implica un mayor uso del autobús y del transporte ferroviario y aéreo para las personas, así como del transporte por vía navegable y ferroviario para las mercancías. En ambos casos, se podría perder en velocidad para ganar en fiabilidad y costos más bajos. Para los pasajeros, el uso de transportes colectivos de alta calidad podría también representar una oportunidad para aprovechar mejor el tiempo empleado en los desplazamientos.

Se prevé que el automóvil particular seguirá teniendo popularidad como medio para moverse, pero su uso se moderaría y bajaría el porcentaje de desplazamientos realizados con él. Con tarifas adecuadas por el uso de la infraestructura y por las externalidades, utilizar el automóvil resultará más caro, pero los conductores recibirán un mejor servicio que se traducirá en carreteras menos congestionadas, mayores facilidades de estacionamiento y condiciones de circulación más seguras. En lo que se refiere al transporte urbano, soluciones innovadoras tales como el tránsito rápido personal y los vehículos eléctricos autónomos ultracompactos en red pueden proporcionar transporte individual eficiente desde el punto de vista de los costos, y sin emisiones –en especial para los trayectos urbanos que en transporte público exigirían varios transbordos.

El problema de la congestión no desaparecerá exclusivamente con la introducción de motores y combustibles más limpios. Una mejor integración de todos los modos de transporte en una óptica verdaderamente multimodal, junto con un uso más extendido de las tecnologías de la información y la comunicación, no solamente permitirán una mayor eficiencia energética, sino que también serán la clave de una explotación más eficiente de la red de transporte. Es probable que el sistema de transporte evolucione hacia el modelo del sector de telecomunicaciones, donde los operadores multinacionales prestan sus servicios por una red que integra sin solución de continuidad tecnologías diferentes (fibra óptica, satélite, ADSL, WiFi, etcétera) adaptadas a las diferentes circunstancias, garantizando sin embargo un nivel mínimo de seguridad y, en particular, de disponibilidad.

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Un sistema integrado de transporte donde los operadores logísticos presten una amplia gama de servicios y busquen profesionales competentes también creará oportunidades favorables para los trabajadores. Los gestores de infraestructura tendrían que considerar cada vez más su actividad en el contexto de una red multimodal abierta a múltiples proveedores de servicios. Una mayor separación entre los gestores e infraestructuras y los proveedores de servicios podría contribuir a una explotación más eficiente de la red, pero hay que asegurar incentivos adecuados para la inversión.

Paralelamente, es de esperar una separación cada vez mayor entre el tráfico de pasajeros y de mercancías, lo que facilitaría la optimización de flujos de tráfico con necesidades y características diferentes.

Una mayor eficiencia puede compensar el aumento de los costos debidos a la congestión. La disminución del tráfico privado en las carreteras sería especialmente beneficioso para el transporte de mercancías. La movilidad personal también se vería potenciada por una mayor calidad y disponibilidad del transporte público, circunstancia que también reduciría la siniestralidad y el ruido y mejoraría la calidad del aire.

Para que se desarrolle de forma exitosa este escenario, el sistema de transporte tendrá que lograr la implantación de combustibles y sistemas de propulsión sostenibles, la optimización de las cadenas logísticas y de las opciones modales, y la explotación eficiente de la red.