A pesar de que toda su vida estuvo relacionada con la empresa familiar, Renata Balderas tomó el camino “tradicional” de ir a la escuela, elegir una carrera universitaria, especializarse y conseguir un empleo que le permitiera ejercer su profesión. Vio a su padre y a su abuelo consolidar la historia que les fue heredada y pensó que, tal vez, ella podría sumarse algún día. 

Y así fue: cuando terminó la licenciatura en Diseño Gráfico, le pidió a su padre que le diera trabajo, pero él le dijo que no, que mejor estudiara una maestría o un posgrado, que se preparara más. De manera que tuvo que esperar y continuó su vida académica fuera de México; incluso consiguió un empleo para poner en práctica su carrera. 

Pero no duró mucho en este trabajo, pues tuvo una mala experiencia con su jefa y decidió renunciar, pero al menos se llevó un gran aprendizaje: nunca sería como ella. Pensaba que un líder debía inspirar, respetar y motivar a sus colaboradores, pero esa persona estaba lejos de tener esas cualidades; de modo que acudió a su padre y volvió a pedirle empleo, pero otra vez él le dijo que no. 

Y no fue sino hasta la tercera vez, luego de haber acumulado más experiencia, que su padre accedió, pues consideró no sólo que estaba lista, sino que su juventud y preparación habrían de inyectarle un cambio importante a la empresa familiar, especializada en mudanzas, sobre todo de oficinas, negocios y también residenciales. 

Entonces fue cuando Renata descubrió el sentido de las negativas de su padre: no bastaba con ser la hija del dueño y, por supuesto, no tenía apartada su silla para llegar sin algo que aportar. Ahora tenía que construir su parte: demostrar que podía y que sabía cómo dejar su propia huella en Mudanzas Balderas.

En esta etapa surgieron los primeros retos, pero no por el género, sino por ser la hija del dueño; sin embargo, ella siempre tuvo muy claro que no llegaba a la empresa familiar para decirle a las personas cómo hacer su trabajo. Al contrario, Balderas tenía la firme intención de crear las condiciones necesarias para que pudieran hacerlo de la mejor manera posible. 

“Había cierto recelo, pero muy rápido me los empecé a ganar, ya que gran parte de mi labor consistía en estar al tanto de los servicios, pero de manera interna también renovamos las instalaciones, sus lugares de trabajo y distintos aspectos que requerían remodelación, y ellos vieron que yo venía aquí a sumar, pero siempre respetando las funciones de cada quién”, afirmó. 

Sobre la equidad y la participación de mujeres en la industria, Renata Balderas opinó que hay avances, pero hace falta mucho por hacer, como en la propia empresa, en la que todavía no existe la infraestructura para contratar operadoras, por ejemplo, pero sin duda es algo que han considerado en más de una ocasión. 

“En distintos ramos, las mujeres han demostrado ser más responsables, cuidadosas y dedicadas, en términos generales, y es por eso que pensamos en este tema como un proyecto, para darles participación tanto tras el volante como empacando las mudanzas”, afirmó. 

Otro reto, pero también un logro para Renata Balderas, es haber alcanzado el equilibrio entre su vida personal y profesional. Tiene poco de haberse casado y no tiene hijos, de tal manera que esto facilita que ambos, cada uno en su trabajo, sean conscientes de las responsabilidades propias y las del otro, de forma que todo funciona de la mejor forma posible. 

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Por último, la entrevistada hace una invitación para que las mujeres se atrevan a hacer lo que quieren hacer, que busquen herramientas, que se capaciten, que aprendan y que pongan en práctica todo lo que saben, pues la experiencia es, sin duda, una de sus principales cartas de presentación. 

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