El T-MEC cumple su primer aniversario el 1 de julio; su puesta en marcha llegó cuando el comercio mundial pasaba por uno de los momentos más críticos en medio de la pandemia causada por la COVID-19, que paralizó el grueso de la producción manufacturera y golpeó las cadenas de valor de la región formadas desde el nacimiento de su antecesor. Luego de 12 meses en acción el balance es positivo, pese a las disrupciones vividas.

México agilizó, junto con sus socios del norte, la aplicación del Acuerdo como un catalizador para aliviar su economía. Cuando el Tratado entró en escena, el 1º de julio de 2020, el valor de la actividad comercial del país acumulaba una caída de 19.6% anual, con un retroceso de 19.6% en las exportaciones y de 19.5% en las importaciones totales de mercancías, entre enero y junio.

Al final, la pandemia causaría en 2020 la mayor caída en 11 años para el comercio del país, de acuerdo con datos del Banco de México (Banxico).

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Al respecto, Gabriel Casillas, Presidente del Comité de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), evaluó que los datos existentes apuntan a que: “El gran rebote que dieron las exportaciones manufactureras y la importación de insumos intermedios, a partir del año pasado, habla de una forma muy significativa de qué tan bueno es que nos hayamos sumado al T-MEC, independientemente de que se esté instrumentando a rajatabla o no”.

Otro indicador de los beneficios de la instrumentación del T-MEC es la Inversión Extranjera Directa (IED), la cual totalizó 27,786 millones de dólares el año pasado. Si bien fue una dura caída anual de 18.9 por ciento, Casillas Olvera refiere que en un año de pandemia éstas pudieron caer hasta los 6,000 millones de dólares, pero no fue el caso.

De hecho, 52.3% de la IED provino de Estados Unidos y Canadá, los principales socios comerciales del país, indican cifras revisadas de la Secretaría de Economía (SE).

Fernando Ruiz Huarte, Director General del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE), expone en entrevista para TyT que el Acuerdo ha operado de forma adecuada garantizando la continuidad del TLCAN en cuanto a la eliminación de aranceles y de barreras no arancelarias, factor que da certeza a los empresarios no solo para mantener el flujo comercial, sino para buscar ampliarlo e incrementar la inversión en la región. 

El potencial del T-MEC

La industria automotriz, uno de los sectores que de principio a fin se mantuvo en la mira de Estados Unidos durante las negociaciones del T-MEC, es ahora uno de los principales beneficiados debido a que hay certidumbre y a que las reglas de origen fortalecen y aceleran la regionalización.

De hecho, la Industria Nacional de Autopartes (INA) estima que hacia el cierre de 2023 el valor de su producción superará los 102,000 millones de dólares, cifra que colocará a México en el cuarto sitio mundial, por arriba de Alemania.  

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Aun cuando las armadoras han tenido que iniciar inversiones para cumplir con el contenido regional, a cambio mantienen el acceso directo a los dos mercados que, entre enero y mayo de este año recibieron 82.3% de sus exportaciones.

En el caso específico de Estados Unidos, México provee alrededor del 12% de su demanda de autos, incluso con los efectos que el desabasto de semiconductores ha provocado en la producción global. 

El potencial no es exclusivo de la producción de autos y su cadena de suministro, pues hay otras actividades que se perfilan para incrementar sus exportaciones apoyadas por el T-MEC, las acciones del Gobierno de Estados Unidos para impulsar su economía y, claro, las diferencias comerciales que ese país mantiene con China. 

Eugenio Salinas Morales, Presidente de la Comisión de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales de la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN), expone en entrevista que, con la ejecución del programa de construcción en Estados Unidos, se verán importantes crecimientos en la industria eléctrica, como la manufactura de transformadores, cables eléctricos y aparatos utilizados para la transmisión y distribución de energía.

La industria de materiales para la construcción también “tendrá un auge”, en virtud de todo lo que desarrollará y modernizará el país del norte.

El pasado 31 de marzo, Joe Biden anunció un plan de inversión pública histórica de dos billones de dólares —a implementarse en esta década—, que consiste en la modernización de carreteras, puentes, puertos y aeropuertos, así como la optimización de las redes de suministro de agua, energía eléctrica y banda ancha de alta velocidad, con el objetivo de fomentar la generación de empleos y el crecimiento económico.

Además, el Gobierno busca que la primera economía del mundo mejore su posición en cuanto a calidad de su infraestructura, pues actualmente ocupa el sitio número 13.

Para el director general del COMCE, los electrodomésticos y tecnología del hogar, además de la industria aeroespacial, se beneficiarán por la demanda proveniente de Estados Unidos y Canadá, mismas en las que también visualiza oportunidades para incrementar el valor agregado y la inversión. 

¿Y los focos rojos? 

En la primera reunión de la Comisión de Libre Comercio del T-MEC, México y Canadá pusieron sobre la mesa diferencias en la interpretación que tiene Estados Unidos de la metodología para estimar el valor del contenido regional de los automóviles, problemática que se abordará en futuros acercamientos.

Al respecto, Fausto Cuevas Mesa, Director General de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), vio con buenos ojos el acercamiento de los socios comerciales. 

Destacó que uno de los temas al que la industria automotriz establecida en el país pretende dar mayor seguimiento es el laboral, en el que cada empresa está trabajando respecto al cumplimiento de la reforma en materia.

Hasta la primera quincena de junio, México recibió por parte de Estados Unidos dos solicitudes de revisión de derechos laborales: en la planta de General Motors ubicada en Silao, Guanajuato, y la segunda en la empresa de autopartes Tridonex, ubicada en Matamoros, Tamaulipas.

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En este contexto, Salinas Morales, quien fue Coordinador del Cuarto de Junto, refiere que hasta la fecha, México, Estados Unidos y Canadá han cumplido con cabalidad lo acordado en el Tratado: “Los mecanismos que tiene el T-MEC para cualquier solución de disputas y controversias están funcionando”. Esto también es una señal de que todo lo que se acordó está siendo respetado por los tres países.

En febrero pasado, la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos resolvió que las moras azules frescas, refrigeradas o congeladas exportadas por México no dañan o amenazan a las empresas estadounidenses.

De acuerdo con el especialista, este anuncio es una señal de certidumbre para que México crezca más su participación en aquel mercado.

Aún están pendientes investigaciones por dumping a la frambuesa, fresa, pimiento, calabaza y pepino producidos en territorio nacional. 

Los pendientes

Especialistas coincidieron en que, para aprovechar un mayor potencial del T-MEC, el Gobierno mexicano debe trabajar en dar certidumbre a los inversionistas y en generar estrategias para que México incremente el valor nacional de los insumos y productos enviados hacia Estados Unidos y Canadá. 

Eugenio Salinas manifestó que México debe trabajar en resolver problemas logísticos que interfieren en el abasto oportuno y afectan a las empresas que operan bajo el esquema just in time.

Esto significa impedir la toma de vías terrestres de comunicación, así como mejorar la infraestructura carretera y de los cruces fronterizos.

A esto se suma un mayor aprovechamiento del Capítulo de Facilitación del Comercio del T-MEC para implementar mejoras tecnológicas que eviten el papeleo en las aduanas. 

Asimismo, visualiza un mejor futuro para el T-MEC, favorecido por un mayor potencial de crecimiento de la economía de Estados Unidos, así como por los acuerdos comerciales que negocia con distintos mercados como los del Reino Unido, la Unión Europea y el alcanzado con Japón, los cuales también elevarán la demanda de la manufactura mexicana.

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Además, la pandemia enseñó a las empresas los beneficios de tener a sus proveedores y a sus fábricas más cerca de sus centros de consumo, lo cual se traduce en un desplazamiento de plantas asiáticas a México.