Pedro Medina y Beatriz Martínez tuvieron cinco hijos. La mayor es mujer y los otros cuatro son hombres. Desde siempre les procuraron estudios, pues sabían que ese era el mejor legado podían dejarles. Él era operador de autotransporte y ella se hacía cargo del hogar, y nunca imaginaron que sus hijos fundarían Servicios Logísticos Betty.

Sus hijos Yenny, Pedro, Gerardo, Wilfredo y Eduardo fueron a la universidad a base de trabajo y esfuerzo de sus padres. En eso estaban, todos en en la escuela cuando de pronto el dinero ya no alcanzaba par pagar tantas colegiaturas, así que los dos hombres mayores pidieron permiso para suspender la licenciatura y se fueron de mojados a Estados Unidos. 

Llegaron a San Diego, en California, y después se movieron a Anaheim, donde consiguieron algunos empleos temporales y empezaron a ahorrar para regresarse a México y seguir apoyando a su familia. 

Una vez de vuelta a su natal Querétaro terminaron la universidad y hasta esa estancia les ayudó a pasar el examen de inglés y por fin titularse. Gerardo ya era licenciado en Comercio Internacional. 

Fue en ese entonces que una empresa canadiense lo contrató y le pagaba en dólares, de tal manera que el ahorro se hizo mayor, pues muy rápido se convirtió en gerente de Ventas, y no sólo eso, sino que empezó a hacerse de buenos contactos y aprendiendo el negocio de embalajes, transporte, cadena logística. 

Fue por aquella época que el cáncer terminó con la vida de su madre, aún muy joven, pues tan sólo tenía 46 años. Gerardo siguió en lo suyo y sus hermanos también. Pedro, el mayor, estaba en la Comisión Federal de Electricidad y después el destino habría de juntarlos nuevamente. 

Fue en ese momento cuando Gerardo decidió emprender e invertir su ahorros en dos camionetas de carga. Se asoció con su padre y muy rápido pudieron hacerse de dos camiones. 

Ahí fue el momento en que invitó a su hermano Pedro a formar parte de la empresa y no lo dudó. Sus padres siempre les inculcaron la solidaridad y el apoyo como forma de vida, de tal manera que ahora los tres sacarían adelante el negocio, que todavía era persona física y llevaba el nombre comercial de Transportes Logísticos Betty, en honor a su madre. 

Ya cuando tuvieron una flota de 15 unidades invitaron a los hermanos más pequeños y a la mayor para que se unieron a este sueño, a esta empresa familiar que siguió creciendo. 

Gerardo recuerda que no fue fácil, pero desde muy temprano se supo que la clave está en las personas, de tal manera que a todos sus colaboradores siempre les ofreció las mejores condiciones para hacer su trabajo, y eso, sin duda, ha sido la clave del éxito. 

Esto ya no le tocó verlo a su padre, pues también falleció. Y la falta de sus padres, de alguna manera, siempre los ha mantenido unidos y hoy ven los frutos del esfuerzo y del trabajo conjunto. 

De hecho, en la actualidad, Servicios Logísticos Betty cuentan con una flota cercana a las 100 unidades, con un promedio de edad de cuatro años y así siguen proyectando el futuro, pues al menos en 2023 estiman un crecimiento superior al 20 por ciento. 

La propia pandemia, incluso, les representó una gran oportunidad, ya que al transportar materiales peligrosos, la demanda de fletes se les disparó y eso les hizo crecer de forma exponencial. 

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Hoy, cada uno de sus hermanos se hacen cargo de la gerencia del mantenimiento, las compras y la operación, mientras él funge como el director general y estima que Servicios Logísticos Betty seguirá sembrando y cosechando grandes logros