Juan Manuel Ramos Cantú y Ana María Melo se casaron cuando tenían 23 años. Él era operador de autotransporte y ella trabajaba dando créditos en un banco; uno de sus clientes le dijo un augurio, que terminó en la creación de RAME Autotransportes. 

Un día, aquel cliente -un empresario importante en Saltillo, Coahuila-, le preguntó a Ana María por “El Güero”; ella le respondió que era su futuro esposo. Cuánta razón tenía. El hombre le sentenció:

“Ah, pues dile que le eche ganas. Aún está chavo, pero tiene que ponerse las pilas porque uno tiene que trabajar mucho a los 20 y a los 30 tiene que ver los frutos de su trabajo, ya que a los 40 se hace viejo y a los 50 uno se muere”.

Ella le dijo al Güero sobre esa suerte de premonición y nunca se les olvidó. Se casaron, empezaron a construir, y justo el día en que él cumplió 30 años, el 27 de noviembre de 1991, se aventaron la deuda y sacaron un camión. Era en ese momento o nunca. 

El “Güero” Ramos ya venía de una vena transportista, pues su papá tenía una empresa de transporte, pero nunca estuvo de acuerdo en que él trabajara para la empresa, así que tuvo que buscar por su cuenta y desde los 16 le entro al transporte, haciendo maniobras, metiéndole mano al camión y llevando sus primeros fletes. 

Justo a los 30, cuando compró su camión, empezó con su propia empresa. RAME Autotransportes, que tomó las primeras sílabas de los apellidos de él y su esposa. Apenas en un año y medio después liquidaron esa primera unidad y luego luego compraron otra. 

Cuenta la leyenda que en su primer viaje, el Güero Ramos cobró el costo del flete con un cheque sin fondos. Se lo regresaron en el banco y su esposa, inmediatamente le dijo que mejor ella se hacía cargo de las finanzas y la administración.

A la fecha esa mancuerna ha dado grandes resultados. Muy rápido consiguieron un cliente muy importante, que les dio posibilidad de crecer la flota y aumentar la operación, pero después hubo un cambio y se quedaron sin esos fletes. 

La primera gran lección fue no dejar todo en el mismo lugar, así que diversificaron gran parte de su operación, la gran mayoría en caja seca y en exportación e importación. Gran aprendizaje para RAME Autotransportes.

Y con el paso de los años, sus hijos, primero Augusto y después Jorge, se fueron incorporando a la operación, con ideas claras y la visión de la tecnología para hacer más eficientes las operaciones. 

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Como suele pasar, el cambio generacional fue un gran reto para la compañía, de tal manera que tuvieron que contratar asesoría externa para dar un salto cualitativo en torno a la profesionalización de la compañía.

Incluso, su hijo Augusto hoy preside el Comité Juvenil de la Canacar y está listo para el futuro. Su hermano Jorge ya tiene un hijo, listo para tomar la batuta cuando llegue el momento, pues lo único que pide de regalo siempre es relacionado con transporte, camiones y herramientas. 

Aquella idea que nació en el banco hoy es una realidad presente en todo el país y que emplea a decenas de personas.