Para el Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés), el autotransporte de carga en las ciudades debe ser regulado bajo criterios ambientales, de salud pública y seguridad vial, debido a los gases y partículas contaminantes que emite al medio ambiente, su peso y dimensiones, y por su participación en accidentes de tránsito.

Por su lado, la consultora internacional Steer Group, especializada en ciudades, movilidad y transporte, asegura que este sector tiene tres temas fundamentales que atender cuando se habla de urbes: conducción segura, un estándar adecuado de visibilidad en los vehículos y las dimensiones de las unidades que participan en la distribución de la última milla.

Silvia Mejía, investigadora principal en esta consultora, indica que en Londres la seguridad vial se trabaja bajo este esquema: los camiones están migrando a modelos con ventanillas más grandes que permitan mayor visibilidad del entorno urbano, se regula el tamaño de las unidades y su circulación en ciertas zonas, y se incorporan vehículos más sustentables, incluso con versiones eléctricas, que tienen un menor impacto en la población.

La especialista añade que, para el caso mexicano, las ciudades requieren la renovación de la flota del autotransporte de carga. “En un estudio que presentamos (para la CDMX este 2019) se revela que ésta tiene 20 años de antigüedad en su mayoría; son vehículos viejos que están dañando al medio ambiente, aunque muchas empresas tienen la posibilidad de hacer una actualización de sus unidades”, comparte.

La otra medida a adoptar por las autoridades mexicanas es regular la distribución de última milla. “No podemos seguir pensando que en el centro histórico van a seguir entrando vehículos de gran dimensión, no es un ambiente sano para que estos circulen. A través del sector privado, poder concientizar a su flota y a los operadores para que puedan ser más incluyentes con la ciudad”, señala.

En esto coincide Gonzalo Peón, Director para el programa México en el ITDP. El experto en temas de movilidad afirma que debe haber un tipo de regulación que restrinja la entrada de tractocamiones –sobre todo de dobles semirremolques– en zonas urbanas y en horarios particulares, sin que repercuta a la industria. “Se puede hacer una mejor planeación, que resulte en mayor eficiencia y beneficios”, expresa.

No obstante, subraya que en la toma de decisiones debe demostrarse el riesgo de su circulación y la incidencia de los vehículos. “Hay también evidencias de cómo ser más eficientes y cómo pueden afectar menos; entonces, buscar las condiciones para dialogar, y que la regulación que se implemente sea la adecuada”, detalla.

Ambos especialistas coinciden en que se requiere la contribución del sector privado en autorregulación y capacitación a sus operadores. “Que sepan dónde estacionarse y dónde no, en qué espacios circular y los que no, generar una mayor conciencia sobre estos temas, sin necesidad de que las autoridades y el Gobierno estén encima de ellos. Si pueden autorregularse, pues es un gran paso, y esto ya se hace en muchas ciudades”, indica Silvia Mejía.

“El autotransporte juega un rol muy importante en la seguridad vial y se centra en el tema de capacitación. Si los propietarios de flota, como aquellos que la manejan, son conscientes de velocidades, de tamaño de vehículo, de zonas para circular, entre otros aspectos, podrían reducir muchísimo los riesgos y los accidentes”, agrega.

 

La infraestructura también importa

Steer Group y el ITDP comparten que la infraestructura vial también es clave para alcanzar una segura convivencia entre el autotransporte de carga y el resto de los usuarios motorizados y no motorizados.

Revisar los corredores naturales para carga y adaptar la infraestructura permiten generar estos espacios de convivencia para mejorar la operación y ayudar al desarrollo económico de las ciudades.

De acuerdo con la consultora, en la Zona Metropolitana del Valle de México ya están muy definidos, por el ancho de las vías y sus carriles, y porque han sido utilizados para carga por muchos años; es decir, son espacios suficientemente amplios, que no tienen bajopuentes y permiten la circulación de vehículos pesados, incluso de doble remolque.

La revisión de la infraestructura también debe incluir los centros de distribución y la regulación de los vehículos para reparto en tiendas departamentales o entrega a domicilio.

“Lo que estamos proponiendo es que se incremente el número de Cedis, un poco más pequeños en el interior de las urbes, y de allí se distribuya la carga en última milla de manera más eficiente con la circulación de vehículos de menor dimensión y con una plataforma logística que se vaya definiendo dentro de la ciudad”, dice Silvia Mejía.

“Esto se puede dar en la medida en que se vaya llegando a acuerdos con el Gobierno para buscar estos espacios, que pudieran ser residuales para la función de centros de distribución mucho más pequeños que ayuden a reducir el número de viajes”, concluye.