Era el año 1981 cuando Héctor García fundó Grúas Laguna, una pequeña empresa que buscaba dar este servicio en la comarca lagunera porque no había quien atendiera este nicho en esa región, o los que había no tenían tanta cobertura, de tal manera que no lo dudó y hasta adaptó su camioneta personal para convertirla en grúa. 

Pero él es oriundo de Monterrey, Nuevo León y se había recibido como contador público. Incluso ya se había casado, ya era padre y tenía un trabajo estable en una compañía que lo enviaba a distintas partes del país para realizar auditorías.

De hecho en su ciudad natal, recuerda que le llamaba la atención una empresa dedicada justamente a las grúas. Le gustaba ver de qué eran capaces esos equipos y hasta pensó que tal vez debió elegir ingeniería mecánica o algo más cerca de los fierros, en lugar de la contabilidad, aunque no se arrepintió porque también disfrutaba mucho de su trabajo. 

Fue justo en uno de esos viajes a Torreón en que pensó que había una gran oportunidad para poner una empresa que diera estos servicios: Grúas Laguna. De eso hace más de 40 años, cuando el país, la comarca, todo era distinto. Preguntó a la entonces SCT y rápido cumplió con los requerimientos. 

Con una primera inversión logró montar Grúas Laguna con cuatro vehículos, incluyendo su camioneta personal. Tuvieron que mudarse e iniciar el sueño y la vida un poquito más al oeste.

La clave en aquel inicio fue que contrató a colaboradores que ya conocían este segmento. Dos de ellos, recuerda, era expertos, hacían maniobras con maestría y para don Héctor eso fue, sí de gran ayuda, pero también de mucho aprendizaje, pues al menos durante los primeros diez años de esta historia a él le tocó también manejar y operar una de las grúas. 

Solo así pudo ser sensible a la gran responsabilidad que implica dar un servicio de emergencia, y más cuando se trata de accidentes, y más allá de las maniobras, la historia de Grúas Laguna es una historia basada en el hecho de servir, de atender a personas en situaciones vulnerables. 

Eso también ha hecho que don Héctor siempre haya sido muy cercano a todos sus colaboradores, incluso, varios de los operadores de la empresa le han pedido ser padrino de sus hijos. Y él siempre ha aceptado, gustoso.

En la historia de Grúas Laguna algunos de los momentos más significativos han sido en los que tuvieron que acceder a financiamientos para crecer la flota y diversificarla. Para ofrecer servicios mucho más especializados y que hoy los consolidan como una empresa robusta y versátil. 

Don Héctor también recuerda hace unos 15 años cuando la violencia azotó la comarca lagunera y le tocó asistir a todo tipo de reportes de vehículos incendiados, personas lesionadas y hasta cierto punto asistir a las autoridades, no sólo a nivel logísticos, sino en temas de reportes, fotografías y documentación de los hechos.

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Y ya en años recientes, su hija mayor y su nieto mayor que asumieron la dirección de Grúas Laguna, pues también sabe que hay que ceder la estafeta, pues el futuro de la empresa y del sector es de las nuevas generaciones. 

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