La historia de Fletes Marroquín data desde 1990, cuando los hermanos César y Mario Marroquín fundaron su propia empresa de transporte con un camión cada quien, en Nuevo León. 

Pero no iniciaron en blanco, ya que su padre también era transportista y desde chicos les inculcó el gusto por los camiones. De hecho, él pertenecía a una asociación de transportistas en la cuna del transporte, allá en Allende, Nuevo León. 

Pero con el paso del tiempo esa agrupación se deshizo y fue cuando César y Mario Marroquín decidieron emprender su propio negocio, cada uno manejando su propio tracto y con el apellido paterno para nombrar la empresa. 

Lejos estaban de imaginar que Fletes Marroquín sería lo que es hoy, una de las empresas referentes no sólo en Nuevo León sino en todo el país, ya que actualmente operan en las principales rutas mexicanas. 

Pero por aquel entonces, en la década de los noventa y con el nuevo milenio a la vuelta de la esquina todavía estaban en la curva de aprendizaje e, incluso, tuvieron crisis que los orillaron a volver a empezar.

El hijo y tocayo de César Marroquín narra que su padre y su tío iniciaron como muchos, manejando su camión, pero sembrando las semillas para el futuro, ya que empezaron a tener la visión de crecimiento aprovechando las oportunidades que representaría para el autotransporte la firma del Tratado de Libre Comercio. 

De hecho cuando la flota ya superaba las 10 unidades tuvieron un descalabro y otra vez a picar piedra, pero siempre con el gusto de hacer lo que mejor sabían hacer y de pronto ya también con la necesidad de solventar la vida familiar. 

Una de las grandes decisiones tomadas por ambos hermanos fue la diversificación, ya que también desarrollaron un olfato para ver oportunidades y tomar decisiones efectivas que permitieran aprovechar las distintas demandas del mercado. 

Con el paso del tiempo, esto los llevó a seguir creciendo y, además de diversificar las distintas aplicaciones de Fletes Marroquín, también crearon otras empresas, aunque no fueran de transporte, pero siempre con el objetivo de consolidar un grupo sano que fuera avanzando más bien de forma orgánica. 

Ya en tiempos de la pandemia, don César le cedió la Dirección General a su hijo César Marroquín, quien ya trabajaba en la empresa y ahora toma la batuta para llevar a la empresa a ésta la nueva era postpandemia. 

Ahora, en la nueva realidad, Fletes Marroquín trabaja en nuevos proyectos y en una diversificación importante que les permitirá seguir consolidando tanto a la empresa como al Grupo Marroquín. 

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Entre la recuperación económica y el nearshoring más otros proyectos, la proyección de la compañía apunta un crecimiento importante no sólo para el corto plazo, sino de largo aliento