El sector autotransporte en México es tan complejo como variado. A pesar de las grandes problemáticas a nivel nacional que, inevitablemente, afectan a todos y cada uno de los actores de este ecosistema, en las particularidades de cada región es donde se da origen a los principales retos de las empresas que conforman la industria.

Y es que las necesidades de un estado fronterizo pueden distar mucho de las de una entidad cuya principal actividad radica en los puertos o, incluso, del mismo Distrito Federal y estados vecinos en los que el flujo de carga vehicular es mayor, al igual que sus implicaciones.

Bajo esta visión, Rogelio Montemayor, Presidente de la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga (Canacar), estableció una línea de trabajo muy clara: seis vicepresidencias regionales que atiendan las necesidades de cada zona geográfica del país y sirvan como filtro y puente entre la propia cámara y todos sus agremiados.

Distribuidas en noreste, norte, noroeste, occidente, centro-bajío y sureste, las seis vicepresidencias de la Canacar tienen sus particularidades, sus retos, sus áreas de oportunidad y sus propias líneas de trabajo.

“Repartir la chamba”

Así de simple y así de complejo es el objetivo de esta estrategia. Rogelio Montemayor explica que las vicepresidencias de la Canacar sirven para que cada región pueda tener una mejor atención y, sobre todo, una mejor representación en el organismo.

“Buscamos que haya información bilateral: de arriba hacia abajo y al revés. Necesitamos conocer de viva voz y de una forma más rápida la problemática regional, ya que si bien tendremos temas en común, pretendemos atender las particularidades de cada zona de una forma más eficiente. Buscamos tener más información para tomar más y mejores decisiones”, afirma.

En esencia, agrega, se trata de una estrategia de comunicación. Mandan información generalizada, boletines informativos y realizan juntas de Consejo cada mes. De ser necesario, el titular de Canacar trata temas específicos con algún vicepresidente fuera del calendario predeterminado.

Además, tanto el trabajo de la Canacar nacional como el de las vicepresidencias es perfectamente medible, ya que otro de los objetivos de cada región es agrupar a más agremiados. “Y esto lo vamos a lograr solventando las necesidades de cada uno de los transportistas que confían en nosotros”.

En este sentido, el líder de la Cámara aclara que la gestión de los vicepresidentes no es necesariamente la de un jefe sino la de un mediador, es decir, un puente y un canal de comunicación entre la cabeza y sus miembros. “Los vicepresidentes son elegidos por el presidente y aceptaron la función porque están convencidos de que su labor ayudará a fortalecer al gremio y hacerlo más competitivo”.

De esta manera, a nivel general, el principal reto estructural de Canacar es hacer que la información fluya mejor, de tal manera que todos sus agremiados estén informados sobre los temas que más les preocupan, y que lo sepan de primera mano.

“Ahora buscamos ser una cámara más abierta. La fórmula anterior ya no está funcionando y es por eso que ahora trabajamos para romper paradigmas. Necesitamos dignificar los espacios en los que tenemos presencia. Si queremos trascender y darle servicio a una industria en apogeo, necesitamos profesionalizarnos y hacer las cosas mejores”, agrega.