Antonio duerme profundo, en su tractocamión. Su cuerpo de casi 30 años le reclama el exceso: en una semana ha dormido cuatro horas. Este domingo, al fin, cae rendido. Ahora lleva ya más de diez horas perdido en un sueño plano, profundo. No sueña con un accidente.

Son ya cuatro meses los que ha estado fuera de su casa, comiendo y durmiendo cuando se puede y lo que se puede. Aunque en la empresa en la que trabaja le dan una comisión por cada kilómetro recorrido, no llevan un registro sobre las horas de conducción y mucho menos las de descanso. 

Sabe que eso pasa porque ellos aceptan, pero justamente esta última semana llevó a su cuerpo al límite. Lo ha pensado mucho y considera que ya es tiempo de hablar con su jefe para hacerle ver que no sólo no es legal lo que hacen, sino que es altamente peligroso.

Tiene un último viaje antes de volver a casa. Al despertar, un compañero lo lleva a Ciudad Juárez, donde debe cargar y volver a la Ciudad de México. No sucederá. Al menos no como imagina. 

A pesar de haber dormido mucho tiempo antes de este último viaje, siente el cuerpo como ajeno a él. No está lúcido, su mente está dispersa y más bien algo es lo que arrastra esa sombra. No es él. 

Ya en su camión, de camino al centro del país, muy rápido los ojos se le empezaron a cerrar y todavía faltaba un largo tramo. Pero ya no tiene más tiempo para descansar, así que sacude la cabeza y se aferra al volante. 

Pero siente cómo el camino se hace más angoso, así que desacelera, pues piensa que será mejor llegar tarde que no llegar. Pero la naturaleza del cuerpo hace lo suyo.

En ese tramo, de un carril, no hay acotamiento, sólo una suerte de zanja y es justo ahí cuando sucede. Antonio siente cómo el camión se le va hacia la derecha y su reacción instintiva fue volantear hacia la izquierda. 

Ahora es la física la que hace su trabajo y el vehículo se zarandea hasta que la caja se desprende y se va toda completa hacia la derecha y de paso jala al tractocamión que queda volteado sobre la zanja. No recuerda más. 

Ya en el hospital le cuentan que alguien lo auxilió y a pesar de que se levantó y salió del vehículo, su memoria ya no lo registra. Lo tienen que operar del pómulo y ahora estará en recuperación tres meses. 

Te recomendamos: ¡Tardamos hasta cuatro días para transportar el huachicol fiscal!

Platica con su jefe sobre lo que había pensado y lamenta no haberlo hecho antes, pues tuvo que pasar esto, aunque también se siente agradecido porque puede contarlo. 

Ya no hace viajes largos y continúa trabajando en su pasión, el volante. Pero también sabe que es joven y que tiene una familia que depende de él, así que se cuida de otro accidente y sigue, al igual que nosotros, Al Lado del Camino. 

Te invitamos a escuchar el episodio más reciente de nuestro podcast Ruta TyT: