En 12 meses de implementación, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha frenado al autotransporte de carga nacional que busca oportunidades de negocio en la mayor economía del mundo, incluso, el número de empresas mexicanas con permisos para operar rutas de largo recorrido en ese país ha descendido en el último año.  

Si bien, el T-MEC ha traído certidumbre en la continuidad de los negocios establecidos en la región de Norteamérica, además de que su entrada en vigor fue un catalizador que influyó en una rápida recuperación del comercio con Estados Unidos y favoreció a la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) en el año en que México vivió su peor crisis económica en 88 años, para el servicio de autotransporte de carga que busca traspasar fronteras se ha convertido en un muro. 

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En la Ley de Implementación del T-MEC, Estados Unidos incluyó un par de reglas de sub-mercado y transporte transfronterizo de carga –declaradas como definitivas el pasado 2 de abril– que facilitan la implementación de la salvaguarda establecida de forma oficial en la firma final del Tratado, la cual establece que ese país tiene el derecho de adoptar o mantener restricciones a las concesiones otorgadas a transportistas mexicanos para prestar servicios transfronterizos de largo recorrido en su territorio. 

Irla Espinosa López, directora de Desarrollo del Autotransporte de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), sostiene que la sola existencia de una reserva unilateral ya ponía al autotransporte mexicano en desventaja, sin embargo, la flexibilización de las reglas interinas de Estados Unidos genera aún más incertidumbre y tendrá graves consecuencias para los transportistas nacionales. 

Sin duda (el cambio) va a traer graves consecuencias para los transportistas mexicanos porque quienes ya tienen autorización para prestar los servicios de carga de largo recorrido entre ambos países o aquellos que quisieran aspirar están viviendo un tema de incertidumbre, ya que estas reglas transgreden abiertamente lo que se firmó en el marco del T-MEC”

Irla Espinosa López, directora de Desarrollo del Autotransporte de Canacar.

En entrevista para TyT expone que el 1 de julio de 2020 operaban en Estados Unidos 66 empresas mexicanas, con 889 operadores y 875 vehículos, en la modalidad de largo recorrido, mientras que al corte de abril pasado la actividad disminuyó a 62 empresas y 867 operadores empleados, “esto y la disminución en la solicitud de permisos ya es un efecto del T-MEC”, asevera. 

En la práctica nos están negando la posibilidad de participar en un mercado que para nosotros es relevante. Hay una tendencia de que las empresas mexicanas que operan en la frontera van a trasladar su operación del lado de Estados Unidos (…) y la razón es muy fácil: presentan mejores condiciones para operar en el transporte transfronterizo”. 

Las empresas establecidas del lado de Estados Unidos pueden venir y sin ningún problema van a entrar a hacer el transporte, en cambio las de México no pueden a ir más allá si no tienes esos permisos, si nos los niegan o se nos demuestra un daño material, mejor ni nos arriesgamos, mejor nos vamos del otro lado y estamos en igualdad de circunstancias”.

Irla Espinosa López, directora de Desarrollo del Autotransporte de Canacar.

Así es como Estados Unidos revive su negativa histórica para que empresas transportistas de México presten sus servicios en ese mercado, y lo está consiguiendo a través del T-MEC. A esto se suman las reglas restrictivas existentes en los distintos estados de ese país, que limitan una adecuada operación de los connacionales. 

Se avanza de la mano de la industria: Economía 

Cindy Rayo, directora general de Comercio Internacional de Servicios e Inversión de la Secretaría de Economía (SE), expone que tras los cambios realizados en la Ley de Implementación del T-MEC –donde Estados Unidos refleja los compromisos adquiridos en el Acuerdo– México ha tratado el tema como parte de las discusiones del Comité de Servicios de Transporte y de la Comisión de Libre Comercio. 

Consultada por TyT refiere que la dependencia encabezada por Tatiana Clouthier Carrillo busca asegurar que se preserven los compromisos asumidos por las tres partes en el T-MEC, y garantizar la certeza jurídica y pleno acceso al mercado estadounidense a los transportistas mexicanos.

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Sin embargo, comenta, se trata de un trabajo aún en progreso, en el cual avanzan de la mano con la industria y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

La funcionaria añade que, tras la entrada en vigor del Tratado, se han realizado distintos esfuerzos por mantener un canal abierto de comunicación y cooperación trilateral entre las autoridades, y una muestra de ello es la instalación del Comité de Servicios de Transporte.

Este Comité está conformado, por parte de México por la SE y SCT; por Canadá participan Global Affairs Canada y Transport Canada; y por Estados Unidos lo integran autoridades de U.S. Trade y el U.S. Department of Transportation.

Busca Canacar un grupo de trabajo T-MEC 

A finales de mayo, en una reunión entre miembros de Canacar y autoridades de la Secretaría de Economía, los transportistas propusieron la creación de un grupo de trabajo al que también se sume la SCT para conocer a fondo qué está sucediendo y evaluar cuáles han sido las consecuencias de las reglas del T-MEC en el servicio de autotransporte de carga de largo recorrido.

Lo que buscamos o nos gustaría es tener un mecanismo de solución de diferencias o de controversias, pero sabemos que esos mecanismos son muy largos, ya lo vivió el transporte hace más de 30 años. Entonces, para no entrar en esa materia lo que pedimos a la Secretaría de Economía es formar un grupo de trabajo”.

Irla Espinosa López, directora de Desarrollo del Autotransporte de Canacar.

Espinosa López sostiene que la implementación del T-MEC ha traído problemas adicionales en la operación de los transportistas, y uno de ellos es que empresas de Estados Unidos se están llevando a operadores de México, sin las autorizaciones debidas, situación que agudiza la escasez de mano de obra de este lado de la frontera.

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El otro tema es revisar con la dependencia a cargo de Jorge Arganis Díaz Leal cuántas empresas estadunidenses vienen a México, bajo qué reglas y el detalle de cómo están operando. “Antes de cualquier cosa, con este grupo de trabajo tenemos que ver cómo operan, cómo está otorgando los permisos la SCT y si están observando realmente las reglas”, expone. 

De acuerdo con la representante de Canacar, la SE expresó su apoyo para trabajar juntos y crear el grupo que permita evaluar a detalle cuáles han sido las consecuencias del T-MEC. En especial, Espinosa López resaltó la buena disposición de Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior.

¿Hacia dónde va la ruta? 

Guillermo Malpica Soto, ex negociador del T-MEC y experto en comercio internacional, explica en entrevista que que durante las negociaciones del Tratado actual se enfrentaron a la exigencia de Estados Unidos de que exista una salvaguarda –donde si había una entrada masiva de transportistas mexicanos, los estadounidenses podían retirar las licencias o permisos que habían dado o no dar más permisos–, y el resultado fue una redacción que requería de condiciones muy difíciles de cumplir para su implementación.

Sin embargo, Estados Unidos flexibilizó las reglas y se está ante una posible violación del Tratado por parte de Estados Unidos, tema que deberá ser tratado por la Comisión de Libre Comercio, refiere.

A través de esta Comisión, México argumenta que el actuar de su socio es violatoria del T-MEC y pide consultas bajo los mecanismos del Acuerdo para que Estados Unidos considere cambiar su legislación; de no llegan a ningún arreglo puede solicitar la instalación de un panel de solución de controversias.