Para entender cómo se mueve una ciudad, hace falta mayor volumen de información e interacción entre usuarios, operadores, transportistas y autoridades. La Ciudad de México, por ejemplo, cuenta con pocos datos para realizar estudios eficientes de movilidad.

Así lo consideró Carlos Gershenson, investigador y Jefe del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien presentó el proyecto “Movilidades Vivas”, para alimentar con datos, suministrados por los habitantes, desde una aplicación que se instala en sus dispositivos móviles, y así entender cómo se mueven dentro de una urbe tan grande como la capital mexicana.

Durante su participación en el 7º Congreso Internacional de Transporte 2015, organizado por la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad, el especialista explicó que el concepto principal del proyecto es ser un “donador de datos”, que funciona de manera similar a la forma en que un ciudadano dona sangre y cuya donación beneficia a toda la ciudad.

En tanto, Jorge Coxtinica Aguilar, director técnico operativo de Metrobús en el Distrito Federal, comentó que el mayor reto al que se enfrentan durante la construcción de líneas de transporte, es la recuperación de los espacios bajo el control de los comerciantes informales, especialmente en el Centro Histórico.

Sin embargo, aclaró, esos cambios significan un beneficio para miles de personas, como ocurre a quienes viven entre la zona de Aragón y El Rosario, donde se construye la línea 6 del Metrobús, que comprende 20 kilómetros de recorrido y transportará diariamente 150 mil personas al día.

La nueva línea, precisó, pasará por la Basílica de Guadalupe y la zona industrial de Vallejo, lo que representa un nuevo reto de construcción y movilidad para la empresa por tratarse de zonas con un alto flujo de personas y transportes.

Por su parte, Claudio Varano, consultor internacional en proyectos de movilidad y transporte, aportó una reflexión acerca de la importancia de hacer una buena planeación en los proyectos de movilidad.

Advirtió que un mal diseño de transporte puede desembocar en “frankesteins de movilidad urbana”, cuyos factores pueden no integrar un proyecto que solucione una problemática local. Para evitarlo, es necesario pensar los proyectos de forma integral, así como “no replicar al pie de la letra recetas predefinidas”.

 

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