Sin dudas, 2020 es el año marcado por la pandemia de COVID-19, acontecimiento que en México y a global golpeó la economía y a casi todos los sectores, el autotransporte no fue la excepción.

Y si bien la nueva normalidad trajo consigo una lenta recuperación, recientemente se ha reportado un incremento en el número de casos de la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2, lo que ha derivado en un ambiente de incertidumbre y preocupación.

Por ello, el Termómetro TyT de esta semana indagó entre sobre los principales impactos a la operación de las empresas de autotransporte ante una segunda ola de contagios, logrando la participación de 394 transportistas a través de la cuenta de Twitter @revistatyt.

En primer lugar, con el 27.2% de los votos, es decir 107 opiniones a favor, se colocó la baja en la demanda. Y es que durante abril y mayo –meses más álgidos para las restricciones a las actividades como medida para contener contagios–  el cierre de industrias y comercios provocó una considerable disminución en la demanda de servicios de autotransporte de carga.

En su momento, la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) aseveró que el 35.6% del parque vehicular estaba detenido como efecto del paro temporal de la industria manufacturera del país.

El organismo liderado por Enrique González también informó que los ingresos por ventas del sector cayeron 46.1% y, en una encuesta realizada entre el 15 y 18 de abril a sus agremiados, se reveló un descenso de 43.8% en la productividad, aunado a que había unidades paradas por la falta de demanda.

Si bien la industria automotriz­ –uno de los principales cliente del autotransporte– fue declarada actividad esencial desde poco antes del inicio de la nueva normalidad, el Termómetro TyT muestra que aún existe temor que una segunda ola de contagios frene de nuevo al sector.

En segundo lugar en el Termómetro TyT se colocó la inseguridad por crisis, aspecto que concentró 26.6% de la participación, equivalente a 105 votos. En datos del Gobierno federal, durante los primeros meses de la pandemia el robo a autotransporte disminuyó; sin embargo, para la Asociación Nacional de Empresas de Rastreo y Protección Vehicular (ANERPV), el descenso de este delito, observado en pleno pico de contagios por SARS-CoV2, derivó de la sinergia creada entre los tres niveles de gobierno y las empresas, sí, pero también a una demanda en los servicios.

Además, advirtió que el deterioro de la economía incrementa los riesgos para el autotransporte,  debido a la necesidad de productos básicos a bajo precio, hecho que tiende a crear un  ‘mercado negro’ de mercancías robadas.

El tercer lugar del Termómetro TyT, con el 23.9% de la participación, es decir 94 votos, se ubicó una recuperación más lenta. Si bien la nueva normalidad trajo consigo un incremento en la demanda de servicios y el flujo de efectivo, algunas restricciones prevalecen, principalmente en el sector de servicios, lo que ha provocado que se alcance una recuperación plena y rápida.

Por otro lado, el Termómetro TyT indicó que el 22.3% de los participaciones, es decir 88 votantes, señaló que el mayor impacto al autotransporte sería contagios en la plantilla laboral.

Sobre el tema,  diversas flotas han compartido a TyT que en todo momento han privilegiado la integridad de sus colaboradores al proporcionarles el equipo de protección necesario –en el caso de operadores y personal que requiere estar en sitio– y manteniendo en sus hogares al personal que puede hacer home office y pertenecientes a la población de riesgo.

Asimismo, han trabajado en sus instalaciones en protocolos de prevención, detección y reacción de casos de COVID-19.