El ruido del lugar suena como cansado, lleno de tiempo, como si hubiera acumulado los kilómetros de cada tractocamión aparcado allá afuera; los operadores comen, fuman, dos más por ahí se esconden para tomar una siesta y hay algunos que juegan cartas, igual que en muchas cachimbas del país. 

Aunque la compra y venta de Clorhidrato de Coblenzorex, mejor conocidos como “pericos”, está muy normalizada no sólo en cachimbas sino en muchos establecimientos informales, de pronto han llegado otras sustancias que se ponen de moda, ya sea por el precio, la duración de sus efectos o por la mera curiosidad.

Los operadores de una mesa lejana platican sobre los efectos, las resacas y hasta la duración de estas sustancias, y llama la atención que a casi todos les gusta mucho lo que ahora le llaman los “rines”. Nadie sabe porqué les dicen así, pero vaya que conocen sus efectos. 

Se trata de unas cápsulas de metilfenidato, una sustancia controlada que se utiliza, principalmente, para atender casos de déficit de atención, ya que provoca una fuerte concentración en lo que uno está haciendo, durante mucho tiempo, es decir, durante varias horas. 

“Es como si no hubiera algo más, como cuando te embobas viendo la tele o jugando videojuegos y no escuchas, ni hueles, ni sientes frío o hambre, ya que tu cerebro está enfocado en una sola cosa, en el camino, en el volante”, explica uno de los conductores ahí sentados. 

Y los consigues en muchas cachimbas, agrega mientras les muestra la cápsula que está a punto de llevarse a la boca. Eso sí, aclara, hay otras formas de consumirla, como a través de la nariz, pero el efecto a él no le gusta. 

El único operador en la mesa que no consume esas sustancias le pregunta sobre los efectos secundarios, sobre el estado en el que se encuentran cuando pasa el efecto. 

“Eso sí, para que veas, la cruda está muy jodida. Te quedas seco y sientes una sed de camello, con nada se te quita. Debes dormir lo más que puedas, pero pues ahí ya no sale, porque tomamos esto para seguir trabajando, así que hay quienes luego luego se echan otro, o cualquier cosa para seguir despiertos”, detalla. 

Te recomendamos: ¡Loco por el foco! Así es como se va apagando la luz de la 57

El mismo operador que preguntó ahora se levanta y les dice que tengan cuidado, que no hay sustancia que no les cobre la factura, en el mejor de los casos, a largo plazo, pero que ya todos saben conocen los casos de aquellos que no se detuvieron y ya no están para contarlo. 

Jonathan -así se llama el operador que ya no tomará la sustancia- se pone a pensar en que, su colega tiene razón. Además de que cayó en cuenta, también, de que no tiene ningún sentido mitigar el sueño para recuperarlo después. 

Quizá en una emergencia, piensa. Y se alza de hombros y guarda su pastilla y se va al baño a pensar. Después tomaré mucha agua y comprará un café para el viaje y seguirá, al igual que nosotros, Al Lado del Camino.

Te invitamos a escuchar el episodio más reciente de nuestro podcast Ruta TyT: