Hace 36 años, Gregorio Gámez colocó la primera piedra de un sueño. Fundó Autotransportes ESGA, una empresa con apenas un camión, conducido por él. 

ESGA significaba Especializados Gámez, pues desde ese momento sabía que ofrecer servicios a un nicho específico podía ser la clave del éxito. Y como suele pasar con el hombre-camión, Gregorio empezó a picar piedra a bordo de su vehículo, en busca de clientes. 

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Nunca le faltó trabajo, pero el contexto no era el más favorable. No fue tan fácil, sin embargo, de apoco se fue haciendo de más camiones. Siempre usados, no en las mejores condiciones. Hasta 1993, cuando la mejor decisión fue cerrar la empresa. 

Para ese entonces ya contaba con siete unidades y fue con este parque vehicular con el que decidió aprovechar la experiencia adquirida y volver a comenzar. En 1993 fundó Autotransporte DAST.

Un dato curioso es que la devoción de Gregorio Gámez por San Judas Tadeo fue la causa del nombre de la nueva empresa: juntar las últimas tres letras de JuDAS y la primera de Tadeo: DAST. 

De hecho, la empresa celebra su fiesta anual cada 28 de octubre, día del santo a quien le deben el nombre. 

Y así fue como inició esta historia. Años después, en el fin de siglo y cambio de milenio, su hijo Gabriel se incorporó de lleno a la compañía. Recuerda que allá por el año 2000 su trabajo era de “lavatuercas”, pues tenía que asistir a los mecánicos de la compañía. 

La mayoría de las configuraciones que manejaban en esa época eran tractocamiones quinta rueda con un remolque, pipas. En la actualidad, y bajo la influencia de Gabriel, Autotransporte DAST ahora mueve muchas de sus mercancías en doble remolque. 

En perspectiva, Gabriel Gámez, ahora director general de la compañía, recuerda que algunas de las principales decisiones que han tomado a lo largo de la historia son las que tienen que ver con el financiamiento para renovar la flota.

Así es como han dado pasos firmes, pues en la actualidad Autotransporte DAST tiene unas finanzas sanas y una operación rentable y estable. 

También la creación de un Consejo Directivo, pues actualmente DAST es una empresa de un consorcio familiar, presidido por Gregorio Gámez. 

De hecho otro de sus hijos es quien dirige una empresa que vende lubricantes a la industria hulera y una de sus hijas es la responsable de otra empresa inmobiliaria. 

Sobre la brecha generacional, Gabriel afirma que si bien hay ideas distintas, siempre han logrado construir acuerdos en beneficio de la compañía, pues los intereses siempre han sido los mismos: crecer de una forma responsable.

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Abogado de profesión, Gabriel ha participado en la formalización de procesos, creación de estándares y profesionalización de la compañía, a fin de tener todo en regla y establecer mejores prácticas operativos, financieros e, incluso, fiscales. 

Y sobre el presente y el futuro, Gámez considera que reivindicar el papel de los operadores es fundamental para evitar la rotación, además de que la diversificación y elevar los estándares de calidad son, sin duda, valores fundamentales en la nueva realidad.