Las reuniones de negocios en las que le toca ser la única mujer entre varios hombres, ha sido una escena recurrente en la trayectoria de Julia Monroy, y es que la tecnología y el autotransporte son industrias con un claro predominio masculino.

Lejos de intimidarse ante esta situación, ella enfrenta estos retos con resiliencia, teniendo claro el objetivo que quiere transmitir y con la pasión que le provoca el impactar de forma positiva a las empresas que confían en las soluciones que comercializa. 

Al concluir sus estudios de Ingeniería en Electrónica, Julia entró a trabajar en un integrador en Guadalajara que proveía insumos a grandes operadores de telefonía.

Luego de cinco años de trabajo en lo que describe como “la venta de cables y conectores”,  se vio tentada a cambiar de aires, por lo que optó por la meca de la tecnología, así que en compañía de su hijo de seis años, Julia emprendió el camino hacia San Francisco para buscar un nuevo trabajo.

Después de cerca de siete meses y muchas solicitudes llenadas, finalmente llegó la oportunidad que esperaba de la mano de Meraki, empresa especializada en soluciones de TI para promover la eficiencia en empresas de diferentes giros y tamaños.

Inició como ejecutiva de cuentas para México y terminó como Gerente para Latinoamérica. Durante cuatro años y medio, Julia fue muy feliz en esta compañía, pues cumplió su meta de traducir la complejidad de la parte técnica en beneficios palpables para sus clientes. 

Aunque ella se resistía a dar un nuevo giro a su trayectoria profesional, la invitaron a sumarse a la empresa hermana de Meraki, Samsara, enfocada en soluciones para el autotransporte.

El reto era grande, pues debía conformar el equipo comercial para comenzar las operaciones en México. Si bien se sentía a gusto en su posición, la idea de iniciar un proyecto desde cero la motivó a aceptar esta nueva responsabilidad. 

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Con dos vendedores, una pequeña oficina y cero ventas, Julia hizo suyo este proyecto, que hoy, a cinco años de distancia, reporta un crecimiento exponencial en territorio nacional, con 250 colaboradores, un nuevo corporativo en Polanco y 60,000 dispositivos instalados a favor de la seguridad y eficiencia de las flotas.

Si bien no estaba tan familiarizada con las particularidades del autotransporte, se topó con directivos que llevan muchos años al frente de sus empresas, con amplio conocimiento y, al mismo tiempo, con una visión muy humana, narra Julia. 

De inmediato se interesó por adentrarse en los requerimientos del sector e impactar positivamente su operación mediante las soluciones desarrolladas por Samsara. 

Reconoce que, por el hecho de ser mujer, muchas veces ha tenido que hacer el doble de esfuerzo para ser tomada en cuenta, lograr que su voz sea escuchada y ganarse la confianza de sus interlocutores.

En el plano personal, comenta que fue mamá muy joven, lo que también ha implicado un desafío para combinar su faceta familiar con la profesional; sin embargo, dice que todo ha valido la pena y su hijo representa su principal motor para seguir conquistando logros y darle el mejor ejemplo de superación y amor por su labor.

Actualmente, Julia divide su tiempo entre San Francisco y México, accediendo así a lo que llama “lo mejor de dos mundos”, pues estando en Estados Unidos puede transmitir a los directivos de la compañía los requerimientos del mercado mexicano y, al mismo tiempo, conocer de primera mano las últimas innovaciones para compartir con sus clientes de este lado de la frontera.

Tanto en el trabajo como en su vida personal, destaca la relevancia de contar con aliados y con una red de apoyo, lo que le permite desempeñarse con éxito en ambos rubros.

Satisfecha de ir abriendo camino para otras mujeres, Julia recomienda vencer los miedos y animarse a aprovechar las oportunidades que se les presenten, siempre con autenticidad, pasión por sus metas y resiliencia para enfrentar los desafíos.