En 2021, los efectos de la pandemia por COVID-19 en el transporte público mantienen en riesgo su sostenibilidad en el corto, mediano y largo plazo; de hecho, persiste una caída promedio del 30% en la demanda de este servicio, alertó Diego Monraz, Presidente de la Asociación Mexicana de Autoridades de Movilidad (AMAM).

En el marco del Encuentro Virtual Expo Transporte ANPACT 2021, dijo que esto tiene que ver con el recorte de empresas y empleos, así como el miedo de los usuarios de estar en espacios con aglomeraciones.

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El también Secretario de Transporte de Jalisco dijo que para 2020 se estima la pérdida de 19,000 millones de pesos en este sector y se prevé que este año se mantendrá en un rango similar de pérdida de ingresos.

“El panorama en 2020 y 2021 fue fuertísimo, el gremio no estaba preparado y, a pesar de eso, sigue siendo la forma en la que la gente puede moverse en nuestra ciudades” dijo, y es que de acuerdo con datos de WRI México, a través del transporte público colectivo, el 40% de la población se desplaza, es decir, cerca de 50 millones de personas.

Entre otros factores de esta crisis en el sector citó la falta de integración en los diferentes modos, la falta de integración tarifaria, agotamiento de modelos de financiamiento, la competencia de los nuevos servicios a través de plataformas digitales, por mencionar algunos.

“Muchas ciudades están ya anunciando el colapso de su sistema de transporte masivo y también esto se ha sumado a que el modelo hombre-camión, ha bajado los niveles de servicio, no ha podido dar buena capacitación a sus operadores”, compartió Monraz Villaseñor.  

“En resumen, el modelo financiero del transporte tradicional, del hombre-camión, se agotó, está en crisis, está en quiebra, en números rojos y hoy tenemos un gran reto para garantizar el acceso al transporte público a las ciudades”, recalcó.

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Sobrevivir, revivir, prosperar

Ante este panorama, el líder de la AMAM presentó una estrategia para recuperar la sostenibilidad del transporte público que contempla acciones a corto, mediano y largo plazo.

A corto y mediano plazo, dijo, tienen que ir de la mano con la responsabilidad social de los empresarios y los trabajadores –principalmente de los conductores– y la provisión de un servicio regular para garantizar la movilidad de las personas.

El corto plazo, la sobrevivencia, requiere un periodo de entre uno y un año y medio en el que se garantice la liquidez de las empresas, esto a través de explorar incentivos, establecer garantías de crédito con respaldo gubernamental y destinar recursos públicos para apoyar a transportistas.

En un lapso de un año y medio a tres años, el mediano plazo (revivir), consiste en la reactivación económica del sector e incrementar el número de usuarios, a través de la inversión en infraestructura y renovación de flota, así como promover el transporte público y la integración de sus diferentes modos.

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Finalmente, para prosperar, en un largo plazo de tres a seis años, se deberán consolidar fuentes de fondeo y financiamiento, junto con un marco normativo; contar con nuevo modelos de financiamiento y garantizar la transición a tecnologías más limpias.

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