En enero de 1995, a un mes de haber concluido su preparación universitaria, Daniella recibió la invitación de su hermano Raúl para sumarse al área de Cobranza de Transportes Monroy Schiavon (TMS), la empresa familiar conformada 15 años antes. 

En aquel entonces, como ella misma narra, la compañía contaba con 150 unidades, lo que facilitaba el control de los diferentes departamentos. No obstante, actualmente, con 1,900 colaboradores y una flota de 1,000 vehículos, la complejidad se ha incrementado a gran escala.

Luego de varios años en ese primer cargo, Daniella incursionó en el área de Compras, con el objetivo de promover mejores prácticas en el manejo de los recursos y velar por la ética de la organización.

A lo largo de estas tres décadas de trabajo, reconoce que su principal interés ha estado en proveer a los operadores de todas las herramientas y habilidades para desempeñar su labor de forma óptima. 

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Daniella se declara admiradora de la pasión con la que mujeres y hombres se ponen al volante de los vehículos pesados para completar sus viajes y, tras concluir uno, están listos para emprender un nuevo trayecto, motivados principalmente por el amor a su familia y su compromiso con la educación y desarrollo de sus hijos. 

“Hay que darles su lugar como profesionistas, pues no es un oficio, no es un ya no quedó de otra; deben ser profesionales en todos los sentidos: en la conducción, en el trato con los clientes, en el cumplimiento de las políticas de la compañía y en el cuidado de sus unidades”, enfatiza acerca de los operadores.

Entre las claves que le han permitido conquistar una trayectoria exitosa, Daniella hace referencia a su empatía, disponibilidad y al involucramiento en las decisiones y dinamismo que exige el autotransporte. 

Su celular, precisa, siempre permanece encendido, pues el autotransporte no descansa y es necesario estar al pendiente de cualquier eventualidad; sin embargo, lejos de causarle agobio, le apasiona resolver los retos que a diario se presentan para promover el crecimiento de la empresa, basado en el cuidado de sus colaboradores y el servicio al cliente.

De su padre, Raúl Monroy Sánchez, comparte, aprendió la honradez, la disciplina de levantarse a trabajar todos los días y los valores que caracterizan a la familia, mismos que le enorgullece comprobar que siguen muy vigentes en la generación que viene detrás. 

El ejemplo de su madre también fue determinante en su formación; de ella destaca la facilidad para sortear cualquier obstáculo, “nada se le complicaba”, detalla; incluso con cinco hijos todo lo hacía ver sencillo, actitud que Daniella busca replicar en los diferentes ámbitos de su vida.

Mujeres al volante del éxito

TMS es una de las empresas que mayor énfasis ha puesto en la capacitación de mujeres para su incursión como operadoras. En este sentido, Daniella Monroy se dijo muy satisfecha de brindar oportunidades laborales para el talento femenino.

A la fecha, comparte, la compañía mexiquense cuenta ya con 70 conductoras, lo que da muestra de la relevancia que poco a poco ha ido cobrando la mujer en un ámbito que parecía dominado por hombres.

Monroy elogia la labor que realizan las operadoras, pues en la mayoría de los casos, ellas son las responsables de mantener a sus familias. Destacó el hecho de que ponen especial atención en los detalles, en las recomendaciones realizadas en materia de seguridad y atención al cliente, así como en el cuidado de sus unidades. 

Ya sea conducidos por hombres o mujeres, Daniella habló de la emoción que siente al encontrar en su camino alguno de los vehículos de TMS; expresó que los distingue a la distancia, y más allá de su imponente estampa, lo que más disfruta es saber que detrás de esa unidad se conjugó una serie de factores para concretar el viaje.

Con la mira puesta en hacer de TMS la línea de transporte número uno en el país, Daniella seguirá enalteciendo el legado de sus padres y promoviendo el bienestar de los colaboradores a favor del servicio de excelencia que mantiene a la empresa en la preferencia de sus clientes.